La amenaza de un juicio político, contra el principal funcionario del presidente Joe Biden a cargo de la frontera sur con México, ha desatado una revuelta interna en el seno de la patrulla fronteriza y control de aduanas (CBP) que se niegan a convertirse en chivos expiatorios.

Los protagonistas de este desaguisado son el principal responsable del Departamento de Seguridad Interna (DHS), Alejandro Mayorkas y su subalterno, Chris Magnus, el comisionado de aduanas y protección fronterizo (CBP).

El origen de esta disputa ha sido la amenaza que han lanzado miembros más extremistas del partido republicano que, aún antes de que quede claro quien encabezará el liderazgo de ese partido en la Cámara de Representantes, han sugerido que llevarán a juicio político a Alejandro Mayorkas por los crecientes problemas en la frontera con México.

“Mayorkas merece (un juicio político) seguro, porque ya no tenemos una frontera”, dijo el representante republicano Jim Jordan de Ohio, un exponente del grupo más radical y un aliado de McCarthy que está en línea para presidir el poderoso Comité Judicial de la Cámara, que supervisa los procedimientos de juicio político.

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La amenaza de Jordan ha coincidido en el curso de las últimas horas con las versiones de que la Casa Blanca habría solicitado la renuncia de Cris Magnus, comisionado de CBP.

Según informa el diario The New York Times, “el comisionado de Aduanas y Protección Fronteriza dijo el viernes que se le había pedido que renunciara, pero que se negaba a hacerlo, en lo que parece ser el primer intento de reorganización de la administración Biden después de las elecciones de mitad de período.

Este mismo viernes, en un mensaje a los empleados de Aduanas y Protección Fronteriza, Magnus escribió: “No tengo planes de renunciar como comisionado de CBP”, según una copia de la carta compartida con The New York Times.

El Sr. Magnus “dijo que le dijeron que el Sr. Mayorkas había perdido la confianza en él y que el presidente lo apoyará. Algunos funcionarios han dicho que Magnus no está lo suficientemente comprometido con el trabajo y que no hace lo suficiente para abordar la gran cantidad de cruces fronterizos ilegales.

“Apenas unos meses después de la administración de Biden, la cantidad de cruces ilegales en la frontera suroeste comenzó a aumentar y desde entonces han batido récords, generando críticas implacables de los republicanos.

“Es una situación que ha pesado mucho en la Casa Blanca como una vulnerabilidad política, incluso en un momento en que hay más personas desplazadas en todo el mundo que nunca. Muchos de los que vienen a los Estados Unidos cruzando la frontera ilegalmente huyen de la violencia y la inestabilidad política.”