Parece ser que el presidente no ha identificado aún el alcance del hackeo de las cuentas informáticas de la SEDENA. La opacidad que él ha pretendido imprimir a sus proyectos argumentando “seguridad nacional”, ya no es posible mantenerla en esta era de la transparencia. Su estrategia de otorgar al ejército beneficios económicos para comprometerlo a que asuma el rol de guardián de la 4T cuando él deje el poder en el 2024, se puede convertir en su talón de Aquiles. Lo que está haciendo Guacamaya al exhibirlo es la muestra clara de que en estos tiempos nada se puede ocultar para siempre, como sí podían hacerlo los gobiernos de antes.
Convertir al ejército en un nuevo grupo empresarial que no invierte capital propio, pero que sin embargo usufructuará los beneficios económicos de las empresas que el presidente está patrocinando, rompe paradigmas.
Convertir a las fuerzas armadas en el garante de la seguridad pública, -asignándoles el control total de la Guardia Nacional-, no es tan grave como convertirlo en constructor de las obras icónicas de este gobierno y en beneficiario económico de estas.
Ahora Guacamaya Leaks nos alerta de que el ejército se convertirá en empresario de la aviación y participará en proyectos turísticos, lo cual ya es otra cosa, pues compromete a la misma institución frente a la opinión pública. ¿A cambio de qué tantas canonjías?
Además, canalizar dinero público de forma tan discrecional, puede tener en el futuro implicaciones jurídicas.
El hackeo de la SEDENA por el grupo Guacamaya tiene un gran significado, -más allá de las interpretaciones simples-, como es la pregunta que nos hacemos respecto a la interpretación del presidente López Obrador frente a este robo de información.
Este ataque cibernético representa lo mismo que hizo Julián Assange, -cabeza de WikiLeaks-, a la seguridad nacional de varios países. Por ello fue un error pretender convertir a Assange en héroe de la transparencia y víctima de los intereses imperialistas del mundo, como ha querido proyectarlo el presidente López Obrador.
¿Cómo lo interpretará ahora?… ¿Dirá que esto es diferente?… ¿Qué aquel es un héroe y estos unos ladrones de información?
Lo cierto es que esa información, -que ya andará circulando por todas las agencias de inteligencia del mundo y todos los medios de comunicación-, puede ser comprometedora para él y su gente cercana, pues las carpetas vulneradas consignan las labores de inteligencia del ejército mexicano.
Sin embargo, llama la atención la poca importancia que el presidente ha dado a este hecho que compromete la seguridad nacional.
Significativo es que este ataque informático nos describe cómo será la correlación de poder en el mundo futuro. Estamos visualizando que los gobiernos serán vulnerables a la difusión de información comprometedora, estratégica y de seguridad nacional.
La información es poder … la gente informada toma mejores decisiones frente a competidores o adversarios menos informados.
La verdadera derrota de Hillary Clinton frente a Donald Trump se dio después de un ataque a sus cuentas y correos electrónicos, que divulgó información comprometedora. Recordemos que se culpó a los servicios de inteligencia rusos, que se decía respaldaban la candidatura de Donald Trump.
¿Qué sucedería si circulara información, -no sólo del rol de las fuerzas armadas en el tema Ayotzinapa-, sino de las elecciones del 2021 y 2022, las cuales han estado bajo la sospecha de participación del crimen organizado?
WikiLeaks y Assange fueron el primer aviso de lo que vendría después.
Estamos frente a una nueva era, en la que la información es poder y la búsqueda de información estratégica genera ventajas. Por ello este aviso debe ser tomado en cuenta e invertir lo necesario en el mantenimiento continuo de todo el sistema informático. Mucho se ha hablado de que la falta de mantenimiento generó la vulnerabilidad del sistema frente a este ataque.
La Guardia Nacional y los Derechos Humanos
Las acusaciones en contra de efectivos de la Guardia Nacional por violación a derechos humanos rompen con la imagen que de ella quiere proyectar el presidente, quien no ha dejado de destacar que es una institución moralmente superior a la Policía Federal.
No basta con decretar la moralidad de esta institución y con ello pretender que todo suceda según lo deseado.
Si no hay un proyecto orientado a vigilar la conducta de sus elementos de forma continua, -y si no se da respuesta satisfactoria a las denuncias ciudadanas-, esta institución repetirá pronto los mismos errores de las instituciones encargadas anteriormente de la seguridad de todos nosotros.