Por Gustavo Cano
La escasez del agua en México es un problema muy serio. Con el cambio climático el problema se acrecienta y empeora. Los días con agua entubada al año para las grandes poblaciones urbanas tienden a disminuir. La producción agrícola se “estresa” por la falta de agua o por las grandes cantidades de agua que de repente inundan los campos. El precio de los alimentos se eleva y paulatinamente se convierte en una causa medular de inflación. El problema del agua en México implica no únicamente sequías, sino inundaciones, ambos de carácter épico. Aquí puede que se esté sufriendo una severa sequía, mientras que a 600 kilómetros de distancia se están ahogando y se arruinan las cosechas…
El cambio climático provoca desequilibrios en la distribución y temporalidad de las lluvias. El cambio climático es un problema que afecta a todo el planeta y a estas alturas del partido hay cosas que se pueden hacer y cosas que no se pueden hacer en México. Ciertamente, la indiferencia del Estado mexicano ante la magnitud creciente del problema es más o menos espeluznante. La sociedad no tiene la educación necesaria para lidiar con el problema. El gobierno federal, en los hechos y en el mejor de los casos, se dedica a medir la magnitud y las consecuencias del desequilibrio climático. La indiferencia de los gobiernos estatales es brutal, no obstante como que han tomado el papel del que se queja y protesta conforme el problema les aprieta el pescuezo.
De acuerdo a datos de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), el 81% del territorio nacional presenta algún nivel de sequía. Este dato se hizo público el 15 de mayo del presente año. Los únicos estados que no presentaban problema alguno de sequía eran Quintana Roo, Yucatán y Tabasco. Con la temporada de huracanes, el problema tiende a perder fuerza. Aunque los huracanes son cada vez más fuertes y más habituales, por lo que las inundaciones que rompen records son más y más frecuentes. Conforme el clima se calienta, es más fácil que el agua que se almacena con la temporada de lluvias se evapore más rápido. Y así las temporadas de lluvias son cada vez más irregulares, lo cual tiende a modificar de manera impredecible las cadenas de producción del sector alimenticio. Los precios de los alimentos suben. Y todo este proceso no tiene nada que ver con los neoliberales conservadores, ya sean bien fifís o aspiracionistas ilusos.
De acuerdo a Serendipia, que cita a CONAGUA, más del 42% de los mantos acuíferos no tienen disponibilidad de agua y están sobreexplotados. ¿Qué tan sobreexplotados? Bueno, la extracción excede a la recarga en 10%, aproximadamente. Este dato es más aterrador que preocupante. En cuestión de muy poco tiempo, no más de unos pocos años, poblaciones enteras en México dependerán de las lluvias, cada vez más irregulares e impredecibles. Los tiempos que se avecinan son nada prometedores.
El cambio climático y sus consecuencias sobre los humanos, yo lo veo como un gigante que cae sobre la despreocupada e indiferente humanidad, en cámara lenta. De este proceso y sobre las consecuencias de su caída poco se sabe, tan sólo se sabe que está cayendo. Me gustaría pensar que el aliado más importante de la humanidad para resolver macro problemas graves, la Inteligencia Artificial (IA), se está utilizando para resolver el problema. Pero no creo, en realidad considero que actualmente se emplea a fondo la IA para plantear escenarios ganadores ante las guerras del agua que se avecinan. Las computadoras dictaminando lo que se debe o no hacer para apabullar al oponente y quedarse con su agua, pero sin su población. De hecho, ¿cuál es el problema? Las computadoras jamás han tenido sed, así que el razonamiento seco de los algoritmos llevará a la victoria total a un cierto país o grupo de países de la manera más destructiva y eficiente posible. La clave es haber invertido seriamente en educación en los últimos 50 años. Países del tercer mundo, como la República de los Agachados, cuyos egresados de sexto de primaria escriben su nombre con faltas de ortografía, no entienden lo que leen y sus matemáticas no sirven ni para ser tenderos de tercera categoría, pues quedan fuera de la ecuación ganadora.
¿Los habitantes de la República de los Agachados qué pueden hacer? Pues poca cosa en realidad. Sin educación, lo más que podrán hacer es pelearse a muerte por la poca agua que quede en México. Por el momento, alcohol, comida chatarra y feisbuk en abundancia son un buen soma para irla llevando. Pero llegará el momento en el que ni rezar sirva, principalmente porque la religión que se practica en México carece de muchas cosas, pero sobre todo de espiritualidad. Con esta última las cosas se ven más claras y los caminos a seguir como grupo-equipo en tiempos de crisis terribles se verán más nítidos. Pero no, son muy pocos los que distinguimos entre espiritualidad y religión y así no se puede. Sin educación y sin espiritualidad se pierde toda esperanza para que este país salga adelante en el presente siglo. En el inter, la sociedad cobija implícita o explícitamente el huachicoleo del agua y la corrupción que éste genera.
¿El gobierno del país de la paz social qué debe hacer? Pues debe echarle ganas, pero ganas racionales, no ganas burras. Pero tampoco… el gobierno surge de un pueblo mal educado y con poca consciencia social sobre el gran peligro que representa una actitud corrupta en tiempos de escasez de agua. Los gobiernos de la Ciudad de México y Nuevo Nuevo León son los que han aparecido públicamente entrándole al toro por los cuernos. En el caso de la CDMX pues esto lleva ya muchos años, prácticamente desde López Portillo, con la creación del sistema Cutzamala en 1982. Gracias a ese sistema se logró llevar, en sus mejores tiempos, 1,000 garrafones de agua potable por segundo al Valle de México. En 1980 había 8.8 millones de habitantes en la CDMX, mientras que en 2021 la población giraba alrededor de 20 millones. Aunque el problema no únicamente se materializa en el abastecimiento del agua y su demanda por una población creciente, sino también radica en la infraestructura de la Gran Tenochtitlán, cuyo suelo se sume conforme transcurre el tiempo. Actualmente se calcula que, gracias las fugas en el subsuelo de la CDMX, se desperdicia entre el 35% y 40% del agua que debería llegar a los hogares, comercios e industrias de la zona metropolitana.
El caso de Nuevo Nuevo León es distinto. Generalmente la entidad ha sufrido de escasez de agua y sus gobernantes siempre han hecho como que la Virgen les habla. Pero con el buen Sammy, el esposo de Marianita, el tema ha tomado un giro inesperado. Sammy sale feliz de las reuniones con López Obrador diciendo prácticamente que el problema del agua para su estado ha quedado resuelto y que habrá harta agua para Nuevo Nuevo León. Acto seguido, una de las peores sequías de la historia azota al estado sin piedad y a puñaladas. Tercer acto: el buen Sammy sale en la tele diciendo que a él ni le reclamen, que el problema del agua le corresponde resolverlo a la CONAGUA. Cuarto acto: Sammy vuelve a salir en la tele diciendo que van a mandar a la cárcel a los dueños de los ranchotes regios que se estén robando el agua. Se cancelan algunas (súper) tomas clandestinas y empieza a circular algo de agua en algunas casitas de Monterrey por algunas horas al día. En fin, el buen Sammy da unos bandazos de miedo en estos y otros menesteres de Estado. No sé si su esposa lo ha asesorado para el tema del agua, pero de todas maneras el Sammy es el que pone la cara, al menos por el momento. Vamos a ver si al Sammy se le quita lo verde en la política para el 2024 o para el 2030.
En términos generales los gobiernos mexicanos hacen casi nada para resolver o tratar de resolver el problema del agua. Cero planeación coherente y efectiva, cero acciones concretas, cero resultados alentadores; siempre se emiten documentos con buenas intenciones, pero como que se presta más atención a la robadera que a visionar soluciones palpables para enfrentar exitosamente un problema que afecta enormemente nuestra seguridad nacional, si las cosas siguen como van.
La sociedad mexicana no entiende la magnitud del problema y el gobierno tampoco. ¿Dónde están las soluciones reales al problema del agua? Tip: México está rodeado de dos océanos, esto es, un chorromadral de agua. México tiene sol para aventar para arriba y tierras muy fértiles. Entonces… ¿Dónde está la universidad de las desalinizadoras? ¿Dónde está la universidad del agua? ¿Dónde está la universidad del sol? ¿La universidad del viento? ¿La universidad del cambio climático? ¿La universidad del desarrollo territorial sustentable? ¿La universidad de las energías limpias? ¿La universidad de la flora explotable ecológicamente? ¿La universidad de la nutrición equilibrada? ¿La universidad del cosmos?
Con todo respeto y mucho cariño para el gobierno de la paz social en sus tres niveles, pero sobre todo para todos los políticos mexicanos, ya que una buena parte de ellos controla el presupuesto: Por favor, por lo que más quieran en esta vida, por su santa jefecita… ¡Ya déjense de pendejadas y pónganse a chambearle en lo más importante y urgente para el pueblo bueno, fifís incluidos! El agua papá, el agua… Porque de otra forma, cada vez se hace más tarde y lo único que nos quedará por decir, más no por hacer, es lo que dice mi padre ante situaciones aparentemente sin remedio: ¡Que dios nos agarre confesados!