El juego de pelota, los conflictos entre barras y otros grupos que enlutan al futbol mexicano
Tal como en los relatos y vestigios de los enfrentamientos deportivos, bélicos, tribales y con suerte de elevación divina de las antiguas canchas de Tula o Chichenitza, con un trágico destino para el perdedor quien terminaba sacrificado para calmar las ansias de los dioses, lo visto el sábado en el estadio Corregidora de Querétaro en el partido de futbol entre Gallos Blancos y Atlas de Guadalajara nos remite a pensar en lo dantesco que representa ver sangre, escuchar gritos y sollozos en un recinto deportivo moderno.
Las imágenes, videos, sonidos y testimonios de las redes sociales de la emboscada de barristas, grupos de seguridad en el estadio del Querétaro, policías y su inacción así como los posicionamientos de los gobernadores de dicha entidad y de Jalisco, todas ellas nos llevan junto con las cifras y nombres publicados en los informes de las corporaciones involucradas, a todos nos llevan a desconfiar y por lo menos a afirmar que si muertos no hubo o los hay, desaparecidos sí tenemos y muchos heridos y una grande impunidad de parte de la Liga Mx al permitir bajo sus estatutos que el club de futbol Querétaro siga operando, sin la presencia de aficionados en sus partidos como local durante un año.
Las leyendas de los muertos de Querétaro en el entorno del estadio Corregidora nos llevan a recordar la construcción en la década de los 80s de ese inmueble, como parte de la infraestructura mundialista que se preparó en México para la Copa del Mundo de 1986, pues se afirmó que dicho estadio se construyó sobre lo que años atrás fueron los terrenos de un cementerio.
Hoy, las trágicas imágenes y realidad de lo que pasa en el balompié azteca luego de los violentos hechos del fin de semana anterior y la reanudación inmediata del torneo, nos llevan a sentir que también el llamado deporte más hermoso del mundo, también murió en Querétaro para nosotros en México, así como muchos proyectos deportivos y franquicias has muerto (descendido o dejado de existir en la ciudad).
Bajo ese sello de nuestra raíz prehispánica, el futbol así como sus guerreros simbólicos (barristas) dado que los protagonistas son los jugadores en el terreno de juego, algunas de las imágenes del atroz combate en las gradas y pasillos del estadio Corregidora, me llevan a la reflexión de recordar pasajes del antiguo juego de pelota según datos de la revista Arqueología Mexicana, la analogía de los muertos en el pasado en este deporte y sus leyendas, así como los del presente sobre el escenario deportivo de La Corregidora
“El sacrificio se llevaba a cabo principalmente por medio de la decapitación, creándose una relación hacia el Posclásico entre juego de pelota-tzompantli-decapitación. Así se aprecia en los relieves de Chichén con su tzompantli a un lado para colocar los cráneos, como también ocurre en Tula y Tenochtitlan, además de lo que leemos en el Popol-Vuh. Otras formas sacrificiales se realizaban por extracción del corazón y quizá por degollamiento, sin descartar algunas prácticas como acaso la de arrojar al individuo por una escalinata, según se aprecia en el edificio 33 de Yaxchilán, donde el señor Pájaro Jaguar IV ataviado para el juego observa la caída de otro personaje que, en forma de pelota, es lanzado por una escalinata (Matos, 2010, 57). En códices como el Borgia, por ejemplo, vemos el sacrificio humano de un personaje con el cuerpo “rallado”: prisionero que es sacrificado en el interior de la cancha para el juego”
Lo platicamos en la red social Twitter
@pablovazquezr1