En éste año que da inicio, muchos han dicho sin comprobarlo, que la Cuarta Transformación de la República llegó a formalizar un trato no escrito con el poder de la narco-política y que dicha transacción cuenta con el aval de muchos importantes funcionarios de la era del neoliberalismo, ese pacto consiste en que el señor Fiscal de la Nación denote una pasividad en cualquier investigación que se pretenda incoar en contra de ella. Ahora muchos afirmamos con comprobación, que cuando la narco-política habla, la justicia guarda silencio.
Exista o nó ese convenio o manifestación de voluntades, la realidad de la Representación Social Federal parece avalar su subsistencia y validez. En el hoy Alejandro Gertz Manero mantiene y sostiene la desmedida e irritante protección por omisión a dicho tratado de marras, brindando consecuentemente protección a la impunidad. Como se verá a futuras líneas, ese acuerdo parece concluyente y vigente de forma tal que resulta antijurídico, como si nada hubiese ocurrido en el “salinato”, como si nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos no existiese y nada tuviere que ver con la instauración de esa maldad y malevolencia en nuestro sistema democrático.
Aquí y ahora cabe recordar que la Academia de Derecho Penal del Colegio de Abogados de México, A.C., con todas las de la ley y pruebas correspondientes, presentó una formal denuncia ante la Procuraduría General de la República, haciendo saber concretamente y señalando con nombres y apellidos al narco-político más importante del neoliberalismo. Denuncia penal que un tal Alberto Elías Beltrán ordenó se archivara, a fin de que no se indagara en ésta Cuarta Transformación de la Nación a todos los responsables, ello se efectuó contra el Derecho y contra la razón de la justicia que México necesita y merece saber.
Los políticos versados en cuestiones de democracia saben que no cabe el perdón ni la omisión para tan gravísimas conductas criminales. Grandes comunicadores como Don Francisco Rodríguez, Don José Isabel Vela Pérez, Don Fausto Muciño, Don Ángel Álvaro Peña, Don Javier Divany, Doña Lilia Arellano, Don Jaime Arizmendi, Don Daniel Blancas y muchos más, siempre han sostenido que “el sistema que comete muchas injusticias, cava su desgracia”. En lo cierto no hay lugar para la conjetura IN CERTIS NON EST CONIECTURAE LOCUS.
La expresada academia y el Foro Independiente de la Nación, hoy sostienen que el problema de la narcopolítica es como un león herido y apostado frente a la Cuarta Transformación de la República, frente al rostro de Andrés Manuel López Obrador, a ese león o se le extermina o destruye a quienes se encuentran apostados frente a él.
Afirmamos ahora, como denunciamos ayer que las actitudes de omisión de Alejandro Gertz Manero conforman una cualidad claudicante de la justicia, la cuál el neoliberalismo alimentó y algunos políticos de éste mandato presidencial aplauden.
Finalmente cabe inquirir: ¿Existe o no existe ese pacto?.
Para dar respuesta a ello, le cedemos a Andrés Manuel López Obrador, el uso de la palabra.
Es cuanto.
Lic. Alberto Woolrich Ortíz.
Academia de Derecho Penal del
Colegio de Abogados de México, A.C