El concepto de sostenibilidad es clave en la lucha contra el cambio climático, pero el planeta necesita que demos un paso más: reponer y restaurar. Te contamos qué es la regeneración sostenible.
Llevamos años hablando de sostenibilidad desde que este concepto fuera reivindicado por primera vez en el informe Brundtland como la clave para afrontar los retos del futuro en cuestiones de medio ambiente y cambio climático. El término sostenible hace referencia a algo que se mantiene en el tiempo a cierto ritmo o nivel. Cuando lo vinculamos al medio ambiente, se refiere a evitar el agotamiento de los recursos naturales para mantener un equilibrio ecológico.
Sin embargo, ese equilibrio actualmente no existe. El día de la sobrecapacidad de la Tierra en 2021 fue el 29 de julio, lo que quiere decir que en apenas 7 meses hemos consumido todos los recursos que el planeta es capaz de generar en un año. O, dicho de otro modo, de seguir a este ritmo de consumo, gasto energético y derroche de recursos naturales, necesitaríamos casi dos planetas para mantener nuestro modo de vida y sistema económico actual.
Sí y no. Sí, porque la sostenibilidad pone el acento en parar de dañar al planeta y de consumir sus recursos de manera irresponsable, y esa debería ser la máxima implícita en las actividades del ser humano. Y no, porque esto por sí solo ya no es suficiente. Por eso, tenemos que hablar de un nuevo concepto: el de regeneración o regeneración sostenible. Un paso más allá de la sostenibilidad que lucha no solo por evitar el daño, sino por repararlo, regenerarlo.
- De la sostenibilidad a la regeneración del planeta
Necesitamos reponer y restaurar lo que ha perdido el planeta. Ya no vale con compensar, es necesario “curar” las heridas ambientales, económicas y sociales. Y esto es lo que propone la regeneración sostenible, un concepto que busca construir economías y comunidades que prosperen para que el planeta prospere también.
¿Cómo podríamos logramos? Para conseguir hacer frente a las preocupantes tendencias que amenazan el mundo, tenemos que reconsiderar cómo funciona. Y es que el sistema actual está fallando a las personas y al planeta.
En lo que respecta al cambio climático, hay muchos frentes abiertos que solucionar. Pero apostar por una economía circular, conseguir la neutralidad en carbono y construir infraestructuras resilientes son claves fundamentales a la hora de conseguir frenar el calentamiento del planeta. Porque no se trata solo de luchar contra el cambio climático, sino también de mitigar sus efectos y saber adaptarnos a ellos.
- Los pilares de la sostenibilidad regenerativa
El cambio está en camino. Estamos ante una oportunidad incomparable de remodelar la forma en que vivimos, aprendemos, trabajamos y hacemos negocios para mejor. Una transformación que se sostiene sobre tres pilares:
- Planeta: Buscar un impacto positivo en el mundo que habitamos es imprescindible. Para ello, las actuaciones regenerativas tienen que abordar el clima, el cambio hacia un modelo circular, el agua y la biodiversidad. Ya no solo buscar la descarbonización o las emisiones cero de CO2, sino trabajar en proyectos que traten de dejar un impacto neto positivo reduciendo las emisiones que ya se han lanzado a la atmósfera.
- Personas: La justicia social y ambiental están intrínsecamente ligadas. Para ser verdaderamente sostenibles, las instituciones y las empresas deben adoptar un enfoque interseccional, abordando las desigualdades sistémicas junto con la crisis climática.
- Buen gobierno: Integrar la gestión de la sostenibilidad en la función económico-financiera también es imperativo. ¿Cómo? A través de la búsqueda de un mayor grado de transparencia, eficacia y rigor en el funcionamiento, así como fomentando la ética y la integridad como base de la gestión.
No se trata de dejar de degradar, sino de reparar
Actualmente, nuestro modelo económico funciona de manera lineal. Extraemos recursos continuamente y, paralelamente, producimos enormes cantidades de residuos. Materiales valiosos que se transforman en basura.
¿Por qué sucede esto? Porque desde la primera Revolución Industrial basamos nuestro desarrollo en un sistema basado en extraer, producir y desechar. Un modelo económico ineficiente, intensivo en recursos naturales y basado en el uso de combustibles fósiles, cuya combustión produce el calentamiento global. Tienes este artículo si quieres saber más.
De ahí pasamos a una lógica sostenible, en la que devolvemos al medio natural lo mismo que le quitamos. Pero después de tantos años de lógica extractivista, ahora necesitamos una perspectiva regenerativa, en la que tenemos que devolverle mucho más de lo que quitamos. Es la forma de compensar el déficit ecológico, las emisiones y los niveles de contaminación que imperan a día de hoy en el planeta.
El aumento de las temperaturas está generando las catástrofes naturales que estamos viendo todos los días. Terribles inundaciones e incendios, récords de temperatura, … La ONU lo ha advertido una vez más: la reducción de emisiones globales va muy por debajo del mínimo fijado por el Acuerdo de París. Acelerar la descarbonización es imperativo.
Necesitamos infraestructuras capaces de reponer y restaurar lo que ha perdido el planeta. Tenemos que trabajar a favor de la naturaleza y crear un sistema que esté en concordancia con la supervivencia de la Tierra y todos los que vivimos en ella. Los tiempos que vivimos hoy nos están pidiendo ser más adaptables, resilientes y fuertes.