No pensar más que en sí mismo y en el presente es, en la política, una fuente de error.
Jean De La Bruyère
El pasado 10 de julio el presidente del gobierno español Pedro Sánchez, anunciaba 7 cambios en su gabinete, lo hacía en una conferencia de prensa donde las palabras más repetidas fueron: juventud (en varias de sus acepciones); nuevo gobierno (en varias de sus acepciones); y recuperación económica entre otras. El mensaje es muy claro: quiero ganar las elecciones del año 2023.
Pedro Sánchez, en junio de este año, cumplió 3 años como presidente de gobierno y resulta interesante rescatar este tiempo pues, algunos científicos señalan que esa etapa por la que todos hemos pasado alguna vez, llamada “amor”, dura justamente ese tiempo: 3 años. Claro que esto no es exacto, como tampoco la política, ni las encuestas, ni el ánimo de los militantes, ni el ánimo de los electores españoles.
Si hay algo que debemos reconocerle a Sánchez es esa capacidad de reinventarse para conseguir sus objetivos políticos, y por supuesto que estos cambios en el gabinete (un gabinete más joven y más “local”) son una especie de reinvención con dedicatoria: los jóvenes y las mujeres.
Pero también hay otro mensaje muy poderoso que los electores casi siempre ven con buenos ojos: la renovación, o al menos no ver siempre las mismas caras, todo el tiempo. Eso que algunos políticos de la vieja escuela siguen sin entender y que resulta necesario para que los órganos institucionales (o partidos políticos) no se atrofien.
La política inteligente me parece que tiene que estar basada en hechos, cercanía y humildad.
Sánchez ha renovado su gabinete porque ha tenido que pasar por pruebas muy complejas, particularmente en los últimos dos años: la primera, el proceso catalán y; la segunda, la pandemia por la Covid19. Ambas pruebas han sido armas para la oposición a tal grado de desgastar a un gobierno de coalición que comenzó poco sólido, pero que, con el tiempo, se ha hecho más fuerte.
Sánchez ha entendido que los cambios son, además de necesarios, útiles para la evolución de las instituciones, y por consecuencia para la sociedad española.
En los hechos ha mantenido la estabilidad económica para que España no cayera más en sus indicadores a causa de la pandemia y, la negociación de los presupuestos de emergencia ante la Unión Europea lo ha puesto en el radar de los líderes de Europa.
Por otro lado, percibo esa humildad heredada por el estilo “Zapatero” para reconocer que las cosas se pueden hacer de otra manera, y que no siempre se puede tener la razón. No se trata de decir: las cosas se hacen a mi manera, o no se hacen, muy al estilo de la nostálgica y atrofiada derecha española o, la vieja clase política mundial, dicho sea de paso.
Y finalmente Sánchez también entiende que la gente ya no quiere a esos políticos de la vieja escuela que están alejados de la población en su burbuja del poder. De ahí que encontremos a las nuevas integrantes de su gabinete quienes provienen de hacer trabajo político local, donde se ganan las elecciones, puerta a puerta.
La apuesta está echada, pero sabemos que a Pedro no le gustan los apuestas, le gusta el ajedrez.
Carlos Gonzalo Blanco Rodríguez
@cgonblanc