La noticia de que los ángeles de Victoria´s Secret se retirarían de las pasarelas para ser sustituidas por mujeres tradicionales ha llenado las redes sociales con leyendas tales como: “Ya era hora”, sin embargo, los años de éxito de esta campaña tienen que ver con la época en la que se desarrolló y los estereotipos a su alrededor.
En la época donde los actores o modelos estaban en el auge de las portadas de revistas, una modelo podía hacer su editorial de alta costura, pasarela, una campaña publicitaria y un ángel Victoria’s Secret, convirtiendo este trabajo en uno de los más valorados del mercado.
El desfile Victoria´s Secret, duró desde 1995 hasta 2018, se emitió en más de cien países, fue visto por millones de personas en todo el mundo y contribuyó a generar casi 7 mil millones de dólares en ventas anuales. La empresa invirtió grandes cantidades de capital para comprar legitimidad frente al mundo de la moda y ante la mirada de los seguidores de la industria.
Antes de que los desfiles de moda de la temporada de crucero viajaran por el mundo, los de Victoria’s Secret ya lo hacían; cuando la pasarela aterrizó en Francia en 2016, se celebró en el Grand Palais, el lugar normalmente reservado para Chanel. Olivier Rousteing (de Balmain), Clare Waight Keller (entonces de Chloé) y Riccardo Tisci (entonces de Givenchy) estuvieron entre el público. Lady Gaga y Bruno Mars se disputaron la actuación. El sujetador de fantasía y las alas fueron cubiertos como auténticas noticias de la industria por Harper’s Bazaar, Vogue y Elle (y, en ocasiones, The New York Times).
Cabe destacar que el término ángeles, fue inventado por la marca en 1997 y que ahora parece totalmente frágil ya que hace referencia al estereotipo de Playboy de la chica buena que se porta mal. Aunque, por un lado, se trataba de la siguiente iteración de la cultura pin-up definida por los hombres y destinada a ellos, el éxito de Victoria’s Secret, que en su día fue una mera empresa de venta por catálogos, fue también el producto de una serie de fenómenos culturales a medida que la moda, el entretenimiento, las marcas, el sexo y el kitsch empezaron a fusionarse en el cambio de milenio.
Otro de los factores que hizo de Victoria’s Secret un éxito, fue que se caracterizó por pagar bien a sus modelos, cuando Bündchen dejó la compañía en 2006, era la modelo mejor pagada del mundo, declarando que esta compañía representaba el 80 por ciento de sus ingresos.
En 2013, cuando WME, la gigantesca agencia de talentos de Hollywood, compró IMG, la empresa de gestión de moda y deportes, parte de la razón fue que vio la oportunidad de desarrollar la moda como entretenimiento. En 2015, sus ejecutivos, Ari Emanuel y Mark Shapiro, estaban en la primera fila del desfile de Victoria’s Secret, tomando notas.
Detrás de todo el éxito existía un lado obscuro como las dietas de nada de comida sólida durante días antes del desfile y los regímenes de acondicionamiento físico a los que se sometían las modelos en busca del esquivo cuerpo perfecto que impulsó una versión irreal del cuerpo de la mujer en el mundo.
Eso ya se acabó, lo cual no quiere decir que esa versión de lo “sexi” haya desaparecido por completo.
Los directivos de Victoria’s Secret, ahora se despiden de sus icónicos ángeles y presentan una nueva era dentro de la empresa de lencería y productos cosméticos. Las sustitutas del los “cuerpos perfectos” son mujeres empoderadas, en su mayoría activistas. Este nuevo proyecto lleva el nombre de “The VS Collective” y ha sido creado, según la marca, para unir a las personas.
A partir de ahora siete mujeres representan la diversidad por la que quieren apostar. Ellas son: Adut Akech, modelo y activista por el bienestar mental; Amanda De Cadenet, periodista, fotógrafa, fundadora de “GirlGaze” y defensora de la igualdad; Eileen Gu, modelo, campeona mundial en estilo libre de esquí y defensora del apoyo a mujeres y jóvenes; Megan Rapinoe, activista de la comunidad LGBTQIA+, jugadora profesional de soccer y defensora del pago equitativo; Paloma Elsesser, creadora de contenido y modelo profesional de tallas grandes; Priyanka Chopra Jonas, actriz, productora y empresaria; por último, Valentina Sampaio, activista de la comunidad LGBTQIA+, actriz y modelo.
Estas mujeres destacan por su importante labor social y su participación en la ayuda a minorías o grupos oprimidos. La compañía se sale así de esa búsqueda del “cuerpo perfecto” que promovía y por la que obtuvo numerosas críticas en el pasado, y lanza un mensaje totalmente diferente; el del empoderamiento. En esta nueva etapa tienen cabida modelos de tallas grandes, modelos racializadas, con curvas y medidas mucho más reales.
El marketing le da la bienvenida al estándar “las mujeres quieren”, los directivos parecen haberse dado cuenta de que este tipo de campañas solo promovían unos cánones imposibles basados en satisfacer deseos y fantasías masculinas, más que lo que el público femenino demandaba. Este cambio no se quedará solo en la parte estética, sino que pretende ser algo a todos los niveles.