Crisis migratoria provocada desplaza a los acuerdos comerciales

Por Salomón Rosas

Durante toda su campaña política para llegar a la presidencia de su país (responsabilidad que asumió el 20 de enero de este año), Donald Trump prometió realizar “la mayor depuración en la historia de Estados Unidos” con un millón de deportaciones en su “primer día” en la Casa Blanca. La violencia, los enfrentamientos y la evolución de los acontecimientos de estos días por los temas migratorios en Estados Unidos han dado la vuelta al mundo y, en unos días, han desplazado por completo los temas comerciales y los acuerdos que se perfilaban para ir sentando las bases de lo que se entiende será un nuevo orden económico. ¿Por qué?, ¿qué se quiere lograr?  Es obligado hacernos las preguntas del caso y pensar a quién le conviene la violencia generada ante las protestas por los operativos migratorios ordenados por Donald Trump; alguien en verdad cree que Donald Trump no sabía lo que iba a suceder o no lo tenía calculado; por qué Donald Trump decidió implementar estás acciones justo cuando está negociando con China el reacomodo mundial en el tema comercial; se trata solo de una demostración de fuerza ante el mundo mandando el mensaje de que él lo puede todo e incluso intentar doblar, políticamente, al gobernador del estado demócrata más poderoso como lo es California; o las acciones son para cumplirle a sus bases políticas materializando una promesa de campaña. En fin, preguntas podemos hacernos muchas pero lo que es un hecho es que estamos frente a ópticas diferentes, razonamientos contrarios, políticas discordantes, una relación inevitable con necesidades comunes, cosmovisiones no alineadas, costos políticos y sociales diferenciados para ambos gobiernos y una realidad implacable que nos condena a encontrar y a acordar, sí o sí, soluciones a los problemas que juntos padecemos y a darle cauce (el que sea) a la relación bilateral de México con Estados Unidos de América.

En este sentido, es claro que el señor Donald Trump y nuestra presidenta Claudia Sheinbaum tienen un gran reto político y diplomático y deben resolver la crisis que el señor Donald Trump ha generado al provocar la violencia que ha explotado durante las protestas de miles de personas y de muchísimas organizaciones defensoras de los derechos humanos y de los derechos de los migrantes en una gran cantidad de ciudades de los Estados Unidos de América que condenan los operativos y redadas migratorias implementadas por el gobierno federal de aquel país. No es un dato menor registrar que las reacciones oponiéndose a la política de Donald Trump también ha venido de varios gobernadores y de alcaldes estadounidenses, es decir que ellos tampoco comparten ni apoyan las políticas migratorias en marcha porque de eso depende en gran medida el futuro de una contienda por el poder presidencial que ya arrancó y por quién ocupe la silla presidencial a partir del 21 de enero de 2029, fecha en la que termina su mandato.

Las noticias vuelan y las imágenes son contundentes y reprochables; pero más allá de juicios morales y de posturas políticas airadas, lo importante es abundar en lo que esto significa y puede implicar en el marco general todo de una relación bilateral caracterizada por factores determinantes como los siguientes: 1) La vecindad de ambos países, ya que siempre seremos vecinos y la cuestión geográfica nos remite a una realidad inevitable en la que o arreglamos las cosas con EEUU o las arreglamos; 2) Somos una sola sociedad en muchos sentidos dado que la presencia de la comunidad mexicana y mexicanoamericana -segundas y terceras generaciones- tiene un peso específico muy relevante en ambos territorios (40 millones de gente de orígenes mexicanos allá y 1.6 millones de estadounidenses acá, según el INEGI); 3) La relación comercial es muy intensa y para los negocios de ambas naciones significa una parte fundamental para sobrevivir, ser más competitivos y para tener un potencial de crecimiento con certidumbre, y; 4) Nuestras culturas están fusionadas y han terminado por ser complementarias y un reflejo indubitable es tanto el uso del idioma inglés en México como el uso del idioma español en EEUU (el Reporte de Idiomas de Duolingo 2024, basado en los datos de millones de usuarios en más de 100 cursos y 40 idiomas revela que el idioma inglés encabeza la lista de idiomas más aprendidos por su relevancia en el ámbito laboral, educativa y cultural; mientras que el español es el segundo idioma más hablado en EEUU con más de 41 millones de personas que lo hablan).

Lo arriba descrito es una realidad innegable. Se trata de verdades que tienen sustento y contundencia porque se sostienen con historia y con datos. Sin embargo, hay que entender que las prioridades nuestras no son las del señor Donald Trump y hay que actuar en consecuencia para evitar sorpresas. Dejar de catalogarlo como un loco que no sabe lo que hace y al que solo lo mueve el ego. ¡NO! El señor Donald Trump sabe el poder que tiene y sabe para qué sirve el poder y lo usa; el señor Donald Trump es pragmático y decidido; es calculador y juega en el tablero mundial. Es por ello que México requiere reforzar su unidad nacional en torno a nuestra presidenta Claudia Sheinbaum para sortear los desafíos que impone un perfil como el del Donald Trump y para construir los mejores escenarios en estos tiempos de incertidumbre y cambio globales.

Una última conjetura: ¿Qué tal si Donald Trump ya se arregló con Xi Jinping, presidente de China, y es por ello que decidió que era el momento para hacer estallar el tema migratorio?