Empresarios rechazan reducción a 40 horas laborales.
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¿Qué opinan las empresas sobre la propuesta?
Una mayoría del sector empresarial en México expresó su desacuerdo con la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales. De acuerdo con un estudio conjunto realizado por Concanaco y Canacintra, 67.2 % de las empresas encuestadas rechazaron esta medida, incluso si se implementa de manera gradual.
Además, 71.4 % de las empresas considera que dicha reforma provocaría un incremento en sus costos operativos, lo que podría afectar su viabilidad económica. El informe también revela que 66.7 % de los empresarios solicitarían reducciones fiscales para compensar el impacto, mientras que 46.7 % pedirían subsidios gubernamentales como apoyo ante el cambio.
¿Qué consecuencias se prevén?
Una de las preocupaciones más fuertes proviene del sector del comercio minorista. La presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope), Ada Irma Cruz, advirtió que la reforma podría provocar el cierre de hasta 22,000 negocios en la Ciudad de México, debido a la incapacidad de estos establecimientos para asumir mayores gastos sin afectar su operatividad.
El argumento empresarial se centra en que la reducción de la jornada laboral —aunque busca mejorar el bienestar de los trabajadores— podría tener un efecto adverso sobre la productividad y la permanencia de los empleos, sobre todo en pequeñas y medianas empresas.
Aunque la iniciativa parte de una preocupación legítima por las condiciones laborales, la implementación sin medidas compensatorias podría crear una brecha entre los objetivos sociales y la realidad económica del país. Las organizaciones patronales piden analizar con profundidad el impacto financiero y establecer mecanismos de transición realistas.
¿Qué sigue en el proceso legislativo?
El próximo paso en esta discusión será el arranque de las mesas de diálogo entre empresarios, sindicatos y legisladores, programadas del 19 de junio al 7 de julio. Estos encuentros abordarán temas como la gradualidad, el bienestar laboral, la productividad y los costos asociados a la reducción de horas.
El resultado de estas mesas será un proyecto de ley final, que se presentará el 31 de julio, para su discusión en el Congreso el 1 de septiembre. La reforma aún no es definitiva, pero si se aprueba antes de que termine 2025, podría significar un cambio profundo en el modelo laboral mexicano.
Por ahora, la propuesta enfrenta resistencia empresarial considerable, lo que anticipa un debate intenso entre los distintos sectores sobre los beneficios y riesgos de cambiar la estructura de la jornada laboral en el país.
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