Un entorno regulatorio favorable y señales económicas positivas elevan su valor
El bitcoin alcanza nuevo récord histórico al superar los $109,000, un hecho que marca un hito importante para la criptomoneda más grande del mercado. Este miércoles, el activo digital cotizó en $109,499.76, superando su anterior máximo de $109,241.11 registrado durante la investidura del expresidente Donald Trump el pasado 20 de enero.
El alza se produce en un contexto de mayor optimismo entre los inversores, gracias a señales claras de avances regulatorios en Estados Unidos. El Congreso estadounidense muestra un “amplio apoyo bipartidista” hacia un nuevo marco normativo para las stablecoins, de acuerdo con John Plassard, analista de la firma financiera Mirabaud. En esta ocasión, los demócratas han aceptado una propuesta presentada por los republicanos, lo que ha generado mayor confianza en los mercados.
Este respaldo regulatorio no sólo ofrece una mayor certidumbre jurídica, sino que también posiciona al bitcoin como un activo con fundamentos más sólidos en el largo plazo. De hecho, tras un inicio de año inestable provocado por la falta de claridad regulatoria durante el segundo mandato de Trump, la criptomoneda ha mostrado una recuperación sostenida en las últimas semanas.
Además, el entorno macroeconómico global ha contribuido a este repunte. El regreso de Estados Unidos a diversos acuerdos internacionales ha tranquilizado a los mercados, mientras que la tregua comercial de 90 días entre China y EE. UU. mejora las perspectivas de crecimiento mundial. Estos factores han reforzado la percepción del bitcoin como un activo refugio frente a la incertidumbre económica.
Sin embargo, no todo son señales positivas. Los expertos advierten que, a pesar del entusiasmo actual, el bitcoin sigue siendo un activo de naturaleza altamente especulativa. Su volatilidad podría continuar mientras el marco regulatorio aún evoluciona y se consolidan las nuevas normativas en distintos países.
Este nuevo récord reafirma la influencia que tienen las decisiones políticas y económicas sobre los activos digitales. Aunque el futuro de la criptomoneda sigue siendo incierto, el mercado parece dispuesto a asumir el riesgo, motivado por la posibilidad de estabilidad y ganancias a largo plazo.