En un momento de creciente tensión geopolítica y comercial, el recién electo primer ministro de Canadá, Mark Carney, confirmó su primera visita oficial a Estados Unidos, donde se reunirá con el actual presidente norteamericano, Donald Trump, en la Casa Blanca. La cita se llevará a cabo la próxima semana, en medio de controversias por aranceles impuestos y polémicas declaraciones sobre una posible anexión de Canadá como “el 51.º estado” de la Unión Americana.
La visita fue anunciada por el propio Trump, quien felicitó públicamente a Carney por su victoria electoral durante una reunión de gabinete:
“Hablé con él ayer, no podría haber sido más amable. Me felicitó, y le felicité por su victoria. Vendrá a la Casa Blanca muy pronto”, declaró el mandatario republicano.
Carney: una figura emergente en un panorama político tenso
Mark Carney, exgobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra, asumió el liderazgo del país luego de la renuncia de Justin Trudeau, cuyo mandato había sufrido un fuerte desgaste. Carney logró posicionarse como una figura confiable y con experiencia en gestión de crisis económicas, lo que atrajo al electorado en un momento de incertidumbre regional, sobre todo frente al regreso de Trump al poder.
Durante la campaña, Carney prometió defender la soberanía de Canadá y resistir presiones de Washington, especialmente tras una serie de declaraciones provocadoras por parte de Trump, quien ha insistido en que Canadá debería integrarse políticamente a Estados Unidos.
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Tensiones bilaterales: aranceles, economía y soberanía
El encuentro entre ambos líderes se produce en un contexto de recrudecimiento de medidas proteccionistas por parte del gobierno estadounidense. Trump ha reinstaurado aranceles sobre productos canadienses clave como el acero, la madera y los vehículos, lo cual ha tensado las relaciones comerciales.
Además, sus recientes sugerencias de que Canadá podría convertirse en parte de EE.UU. provocaron reacciones contundentes en Ottawa y en la opinión pública canadiense.
“Ambos candidatos me odiaban, pero creo que el conservador me odiaba más que el liberal”, dijo Trump con tono sarcástico. “Aun así, creo que Carney y yo podremos llegar a acuerdos. Me llamó y dijo: ‘Hagamos un trato’”.
El peso político de la reunión
Para Carney, esta reunión será crucial para definir el tono de su mandato en materia de política exterior, y para enviar un mensaje claro a sus ciudadanos sobre su capacidad para negociar de manera firme pero diplomática frente a Trump.
Para el presidente estadounidense, el encuentro es una oportunidad de demostrar liderazgo en el continente, especialmente tras su regreso a la presidencia y en medio de críticas internas por su manejo económico.
Los temas clave que se prevé discutir en esta reunión incluyen:
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Revisión de acuerdos comerciales bilaterales.
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Seguridad fronteriza y migración.
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Cooperación energética.
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Respeto a la soberanía canadiense.
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Respuesta común ante crisis internacionales.
Un futuro incierto para las relaciones Canadá-EE.UU.
Si bien ambos líderes han intercambiado palabras cordiales recientemente, el trasfondo político revela profundas diferencias ideológicas y estratégicas. La visita de Carney podría marcar el inicio de una nueva etapa de cooperación o, por el contrario, ser el punto de partida de mayores tensiones diplomáticas si las conversaciones no resultan productivas.
Por ahora, la atención internacional se concentra en lo que sucederá cuando el líder canadiense más pragmático en décadas se siente frente a un Trump fortalecido y sin filtros.