Terror en Newark: Trump celebra vuelos de deportados

Trump celebra el inicio de los vuelos de deportación

Imagina despertar cada mañana en Newark y ver cómo se intensifican los vuelos de deportación. Para muchos, la idea de ser arrancados de un país que consideran su hogar es aterradora. Entonces, ¿qué ocurre cuando figuras públicas como Trump no solo gestionan estos vuelos, sino que también los celebran abiertamente? ¿Qué significa esto para las comunidades que viven en constante temor?

En la ciudad de Newark, Nueva Jersey, una redada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) dejó a varios migrantes detenidos en un mercado de pescado. Las autoridades, que no presentaron una orden judicial, arrestaron tanto a migrantes sin autorización para residir en el país como a ciudadanos, según denunció el alcalde de la ciudad, Ras J. Baraka.

La redada tuvo lugar el jueves por la noche y, horas después, la Casa Blanca compartió en redes sociales una fotografía que mostraba a un grupo de personas detenidas, con las manos atadas, camino a un avión, lo que confirmaba el inicio de los vuelos de deportación, una promesa de campaña de Donald Trump.

El alcalde Baraka, visiblemente indignado, criticó el operativo. Aseguró que uno de los detenidos era un veterano del ejército de Estados Unidos, a quien se le cuestionó la validez de su documentación militar, lo cual calificó como una violación clara de la Cuarta Enmienda de la Constitución, que protege contra registros e incautaciones irrazonables.

Redada en Newark: ICE detiene migrantes y ciudadanos

“Lo que ocurrió anoche es inaceptable. Este es un claro abuso de poder”, declaró Baraka. En su conferencia de prensa, agregó que ICE actuó sin orden judicial y que, en su opinión, la redada no se justificaba, ya que ninguno de los detenidos era un criminal de alto perfil, como violadores o asesinos, como insinuó el presidente Trump en sus comentarios posteriores.

Vuelos de deportación: ¿Protección o Polarización?

La administración anterior argumentó que los vuelos de deportación eran una medida necesaria para proteger la seguridad nacional. Sin embargo, ¿cuánto de esta narrativa es realmente protección, y cuánto es polarización? Los habitantes de Newark tienen sus propias historias, y muchas de ellas no se escuchan lo suficiente.

Tomemos a María, por ejemplo, quien lleva dos décadas en Estados Unidos, criando a sus hijos que ahora son ciudadanos. Para ella, los constantes vuelos no solo son un recordatorio de la inseguridad que vive, sino también el dolor de un posible adiós forzoso.

La política de deportación genera indignación

La redada ha generado un ambiente de temor en la comunidad inmigrante. Amy Torres, de la Alianza por la Justicia para Inmigrantes de Nueva Jersey, denunció el uso excesivo de la fuerza por parte de los agentes de ICE, quienes llegaron fuertemente armados y entraron al mercado como si estuvieran “conquistando un territorio”. La operación, según Torres, fue desmesurada y aterradora para quienes se encontraban en el lugar.

El incidente, que tuvo lugar en un establecimiento que vende pescado mayorista, también contó con la presencia de clientes individuales que fueron testigos del operativo. Los agentes bloquearon las entradas y salidas del mercado, corrieron por las rampas de entrega y golpearon las puertas de los baños para asegurarse de que nadie estuviera ocultándose.

El presidente Trump, mientras tanto, se mostró complacido con los resultados de la redada. En una visita a Carolina del Norte, Trump declaró que los “vuelos de deportación” estaban funcionando muy bien y aseguró que se trataba de personas “malvadas”, sin proporcionar detalles adicionales sobre a qué países se enviaban a los deportados.

El impacto de la política migratoria de Trump

Este operativo marca un punto álgido en la política migratoria de Donald Trump, quien, desde su llegada a la Casa Blanca, ha sido firme en su postura de deportar a aquellos inmigrantes que no tengan autorización para residir en Estados Unidos. Desde que firmó un decreto que ordena la colaboración entre el Departamento de Seguridad Nacional y el Departamento de Justicia para ejecutar estas deportaciones, los operativos como el de Newark se han intensificado.

El alcalde Baraka, así como defensores de los derechos de los inmigrantes, han advertido que este tipo de acciones solo siembran más odio y división en el país, al mismo tiempo que violan derechos constitucionales. En un contexto donde las redadas masivas se han vuelto una amenaza constante para muchas familias inmigrantes, el clima de terror y ansiedad crece en las comunidades afectadas.



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