Desde que tengo uso de razón he hecho ejercicio, llámese baile, aerobics (en los 80´s eran muy populares) jazz, gimnasia, atletismo, carreras, pilates, tai-chi, yoga, bellydance, zumba, hiit, pesas, crossfit y alguna más que quizá se me esté olvidando.
La cantidad de disciplinas que tuve el gusto de experimentar ha sido variado y muy divertido. Cuando le encuentras el gusto al ejercicio o actividad física puede ser infinitamente emocionante y motivador. El reto con el que te enfrentas al empezar una disciplina es alucinante, al menos para mi, puesto que debes mejorarte a ti mismo en cada sesión.
Sin embargo, al avanzar en este camino deportivo y pensar que hacer ejercicio era lo mismo que entrenar fue triste descubrir que no era así y solo lo descubrí hasta que empecé a entrenar y me di cuenta de las grandes diferencias que había entre una y otra, te voy a decir por qué: cuando realizas alguna actividad física o ejercicio lo estás haciendo porque quieres moverte, estirar, quemar algunas calorías, mejorar tu salud en general, y el objetivo en sí, es mantenerte activo, mejorar tu salud cardiovascular y/o simplemente divertirte, como una actividad social o de reunión con amigos o familia.
Este tipo de actividad no tiene una estructura, no tiene un plan definido ni un objetivo a mediano ni largo plazo, puede ser algo ocasional como salir a caminar, bailar o yoga. La frecuencia puede ser esporádica o no estar vinculada a una rutina constante.
Por otro lado, un entrenamiento es estructurado, tiene un objetivo específico, ya sea mejorar la fuerza, resistencia, mejorar habilidades deportivas o alcanzar una meta concreta. Siempre tiene un propósito definido, como lograr correr un maratón completo o aumentar la masa muscular.
Suele incluir un plan minuciosamente elaborado con progresiones, ciclos, fases que se irán ajustando a las metas y nivel de cada quien. Los resultados se evalúan constantemente y se van haciendo ajustes según sea necesario. La alimentación juega un papel fundamental en el desarrollo y logro de metas. Es por eso que los atletas de alto rendimiento tienen bajo un estricto esquema hasta las horas para dormir.
Y no es de sorprendernos que estos deportistas super entrenados lleguen a ser campeones, ganadores de medallas, suban a los podios y se vuelvan los mejores de sus categorías rompiendo récords mundiales. Pues no solo está puesta en escena la habilidad que tienen, sino el desarrollo, disciplina y entrenamiento de la misma lo que los hace ganar.
En resumen, hacer ejercicio es algo más casual y flexible, mientras que entrenar es más estratégico y enfocado. Ambos son beneficiosos y la elección depende únicamente de tus metas y el compromiso que tengas para ello.
Por lo tanto, mi recomendación, si es que tu intención es mejorar, desarrollar, ganar o ser el mejor en algo deberás entrenar, dedicarle tiempo, esfuerzo y aplicar rigor en la disciplina que esto requiera si es que verdaderamente quieres llegar a donde deseas. No importa tu edad o género. Nunca es demasiado tarde para empezar.
Mi nombre es Shanat Luengas, soy publicista, entrenadora personal, mamá de tiempo completo, me dedico a las ventas y también soy escritora. Disfruto mucho la tecnología, pasión por la música y los autos.
