México y Brasil se posicionan entre los dos países latinoamericanos con mayor producción de metales fundidos en el mundo, un lugar conseguido a pesar de que en la pandemia de covid-19 “la situación de la industria fue muy complicada” al presentar decrementos, explicó este lunes el director de Ventas Globales de la empresa mexicana Fundiciones Nardo, Jorge Vázquez Lujano.
A pesar de los efectos económicos de la pandemia, para ambos países el sector metalúrgico es clave en la industria productiva y, de acuerdo con datos de la Confederación Nacional de la Industria de Brasil (CNI), esta producción emplea a casi 230.000 personas a partir de las cerca de 3.000 empresas que aportan a la economía brasileña el 3,1 % del producto interno bruto (PIB) industrial.
En el caso del país mexicano se prevé que para 2024 haya un crecimiento del sector de 3 %, incremento que, según la Fundición de Metales en México, se debe a la relocalización de empresas o ‘nearshoring’, ya que han generado inversiones de 1.800 millones de dólares para la industria que está integrada por 1.000 empresas.
“Gracias al ‘nearshoring’ la industria de la fundición alcanzó de forma anticipada su meta de inversión de 1.800 millones de de dólares que se tenía contemplada para 2026 y ahora se proyecta un porcentaje adicional de hasta 50 %”, dijo Bruno Jaramillo, director general de la Sociedad Mexicana de Fundidores (SMFAC), sobre México.
Asimismo, argumentó que “la industria de la fundición es la base de toda la cadena productiva de la manufactura de metales”, al crear más de 65.000 empleos directos y otros 205.000 indirectos en productos ferrosos y no ferrosos para “prácticamente todos los sectores manufactureros del país”, en el que destaca la industria automotriz, a la que se le provee 63 % de la fabricación.
Sin embargo, advirtió que la producción presenta un déficit de 62 % en personal especializado refiriéndose a ingenieros y técnicos en mecatrónica, por lo que actualmente se está “buscando crear nuevos cuadros de especialistas para esta industria”.