La condición humana es determinante para la actividad política y tanto como el futuro es impredecible, nadie puede con certeza atinar lo que ocurrirá, pero si se puede guiar un destino.
El deseo hace proclive que a todos nos interese confirmar cómo será el mañana, desafortunadamente no es posible predecir con precisión absoluta todos los acontecimientos políticos que ocurrirán, lo dicho, tampoco es posible saber lo qué están pensando los demás.
Según lo planteado la actividad del consultor, asesor, estratega o analista, lejos del azar y la intuición, se remite a revisar tendencias, estudiar escenarios posibles y estar preparados para adaptarnos a los cambios en la medida que se produzcan, algo sumamente complejo en el juego de contrastar la incertidumbre del futuro y las acciones de los líderes.
De ahí que sea tan importante la participación ciudadana, el debate informado y la planificación estratégica, si bien ninguno tiene la capacidad absoluta de vaticinar con exactitud y siempre habrá resultados inesperados, el comportamiento democrático seguirá dependiendo de cambios demográficos, avances tecnológicos, crisis económicas, conflictos internacionales, desastres naturales, movimientos sociales y cambios en la opinión pública.
La política depende del comportamiento humano, luego la gente es la única que puede generar modificaciones a la historia de la adivinación para que el colectivo revise y afiance.
Así las cosas, lejos de gurús, expertos, autoproclamados dueños de verdades absolutas, es más que claro: resulta difícil saber cómo evolucionará la política en el futuro, aún así, seguirá habiendo avances en la digitalización de los procesos, mayor transparencia en la toma de decisiones y menos fanfarrones que tienen necesidad de ostentar poder sin autoridad.
El futuro político es incierto y está sujeto a múltiples variables, entre otras las que alejan a la sociedad de las ideologías, le acercan a unir en las diferencias y motivan la sensatez distante del fanatismo. Es más que seguro: “siempre se hablará de cambio y transformación, la estabilidad emocional se basa en la garantía de comodidad para las mayorías y la conveniencia no es un tema de grupos, entenderlo nos permitirá construir y no predecir el futuro”.
Por FREDDY SERRANO DÍAZ
Estratega Político