Por: Azul Etcheverry Aranda
En esta relación bilateral con nuestro vecino del norte, mucho hemos escuchado acerca de las diferentes visiones que ellos tienen de nosotros, desde quienes nos ven como socios, otros como amigos y algunos otros, desde su propia ignorancia, como enemigos o personas non gratas en su territorio. También hemos analizado las diferentes realidades, la mediática, que desalienta la migración haciéndonos pensar que la vida del migrante es una vida de constante persecución, y la real, en donde vemos que hay todo un sistema de leyes que protegen la vida del migrante sin importar su estatus.
Pero ¿qué visión tenemos nosotros de nosotros mismos?, es importante hacer esta reflexión porque, por difícil que parezca, lo que somos hoy y también nuestro futuro está determinado por nuestra autopercepción y de nuestro país.
No es ningún secreto que la comunidad mexicana no es una comunidad unida, tristemente, este dicho de “el peor enemigo de un mexicano es otro mexicano” se materializa en el exterior, a pesar de los millones de nacionales en Estados Unidos, difícilmente se ve un conjunto amalgamado y, sobre todo, solidario con los suyos. Se siente incluso una rivalidad tácita que seguramente tiene que ver con este papel de víctima con el que nos percibimos desde la llegada de los españoles hasta los múltiples desencuentros con los estadounidenses, nos sentimos “conquistados”, engañados y robados, víctimas de las circunstancias tanto que ahora hay un recelo individual que nos hace vernos unos a otros con desconfianza.
Una narrativa diferente: a pesar de los desequilibrios de poder, somos un territorio multicultural y mega diverso que logró cautivar a los españoles, que despertó en ellos una curiosidad y sentido de asombro para encender una voluntad de conocernos y mezclase con nosotros, hemos sido una nación fuerte, resistente, resiliente y creativa para lograr la supervivencia de nuestro estado frente al país con ideales expansionistas más ambicioso, todo este sentido de supervivencia nos ha dado como fruto una de las políticas exteriores más reconocidas a nivel mundial.
En la medida que podamos modificar este reflejo podremos hacer algo diferente de cara al futuro entre nosotros mismos y con todos los que nos rodean.
Ahora, respecto a la percepción actual de nuestro país, revisemos algunos datos también interesantes. Según el centro de investigación estadounidense “Pew”, 6 de cada 10 mexicanos piensan que una mejor vida espera a quienes migran hacia Estados Unidos, lo que de alguna manera explica el incremento en encuentros entre mexicanos y autoridades de ese país en la frontera durante los últimos meses.
Sin embargo, la visión de los mexicanos y una “mejor vida” del otro lado del río Bravo se refiere únicamente a lo económico, pues, por ejemplo, consideran que Estados Unidos es menos tolerante que otros países desarrollados. Esto se traduce en la realidad que vemos en el día a día, miles de nacionales trabajando en ese país pero sin sentirse libres o plenos, sólo buscando un sustento económico y nada más.
Respecto al gobierno nacional y percepción de la democracia, 8 de cada 10 mexicanos ven positivamente al presidente actual y están relativamente conformes con el ejercicio de la democracia en el país. A pesar de esto, como se expuso líneas arriba, gran parte de la población sigue pensando que hay una “mejor vida” del otro lado, podemos concluir entonces que las condiciones económicas en un lado y otro siguen siendo las que determinan los flujos migratorios y que esto va a seguir sucediendo independientemente de los discursos políticos.
Los gobiernos están obligados a ver esta realidad y a robustecer la política exterior para la protección de los nuestros, a no dejarse presionar por ningún otro tema de la agenda bilateral porque la migración seguirá siendo el tema predominante en ella.