Acapulco: Resurgir Turístico y el Desaire de AMLO

Irene Muñoz

Irene Muñoz

 

Control de Daños

El Tianguis Turístico de Acapulco, programado del 10 al 12 de abril, se presenta como una encrucijada para el turismo mexicano y, en particular, para la recuperación de Acapulco tras la devastación causada por el huracán Otis hace unos meses. Este evento, más que una simple feria de promoción, se ha convertido en esta ocasión, en un símbolo de resiliencia, un motor de reconstrucción económica y social para la región. Su realización lleva implícita una promesa de renacimiento para un destino que ha sido icono del turismo en México pero que también ha enfrentado desafíos significativos en los últimos años.

Curiosamente, fue el presidente Andrés Manuel López Obrador quien, con una visión de apoyo a Acapulco, impulsó que la edición 48 del Tianguis Turístico se celebrara en este puerto a pesar de la devastación. Lo anunció con entusiasmo en su conferencia matutina el 6 de noviembre de 2023, marcando un compromiso palpable con la revitalización de Acapulco y con el sector turístico nacional.

Ante esto, CREA Turismo, que lleva Rodrigo Hurtado y su equipo, inició con la búsqueda de condiciones para llevarlo a cabo, y junto con la Secretaría de Turismo lograron consolidar las dos cosas más importantes, las habitaciones en condiciones óptimas de hoteles, y el recinto ferial. Hoy se cuenta ya con mil 337 compradores de 787 empresas, la presencia de 42 países, y 852 expositores de todo el país. compradores, y mil 441 expositores. Sin embargo, la decisión de presidente López Obrador de no asistir al evento ha generado sorpresa y críticas, contrastando fuertemente con sus acciones previas y el mensaje de apoyo que había transmitido.

Esta decisión envía señales encontradas. Por un lado, su apoyo inicial fue un valioso endoso que ayudó a cimentar la importancia del Tianguis como plataforma de recuperación y promoción turística. Por otro, su ausencia podría interpretarse como una falta de continuidad en ese apoyo, en un momento en que la presencia simbólica del más alto nivel de gobierno, y en el último año de su administración, sería invaluable para fortalecer la confianza en el sector turístico y en la recuperación de Acapulco. Pero esto solo confirma lo que se dijo desde el 2019: al presidente nunca le ha interesado la industria turística.

La importancia de la edición de este Tianguis Turístico va más allá de lo económico. Se trata de un evento que tiene el potencial de transformar percepciones, de atraer inversión y de catalizar esfuerzos de reconstrucción en una zona golpeada por la naturaleza y también hay que decirlo por la inseguridad más recientemente. Representa una oportunidad para demostrar que México está listo para recibir al mundo con los brazos abiertos, ofreciendo una experiencia turística renovada, enriquecedora y segura.

La decisión de no asistir del presidente López Obrador ha sido recurrente y merece una reflexión crítica. En tiempos de crisis, el liderazgo efectivo se mide, entre otros, por la consistencia y la capacidad para estar presente, física y simbólicamente, en los momentos clave. No basta con la presencia de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado y del titular de turismo, Miguel Torruco. La reconstrucción de Acapulco y la revitalización del turismo mexicano requieren de ese liderazgo consistente y visible del que ha carecido en los últimos años.

Mientras Acapulco se prepara para albergar a participantes de todo el mundo la comunidad turística y los habitantes aún pueden esperar que el evento sea un éxito rotundo, un testimonio del espíritu indomable de México.

En última instancia, el Tianguis Turístico de Acapulco de este año deberá ser recordado no por las ausencias, sino por los logros que genere en el camino hacia la recuperación y el futuro prometedor que le espera al puerto y al turismo en México. La resiliencia de su gente y la riqueza de su oferta turística son las verdaderas protagonistas de esta historia, que continúa escribiéndose con esperanza y determinación, y el desdén presidencial al turismo es ya un sello que refleja cómo será recordado en la historia de la industria turística de nuestros tiempos.