La Ciudad de México se convirtió en el escenario de una poderosa marcha que reunió a más de 3,000 mujeres, entre ellas víctimas de violencia de género y familiares de mujeres víctimas de feminicidio y desaparición. Entre los rostros notables de esta movilización destacó Alessandra Rojo de la Vega, activista y fundadora del colectivo “No es una, somos Todas”, quien ha tomado la delantera en la lucha contra la violencia hacia las mujeres en México.
Alessandra compartió su perspectiva sobre la crítica situación que enfrenta el país: “México sufre 11 feminicidios y 7 desapariciones diarias”. Esta alarmante estadística subraya la grave problemática de violencia contra las mujeres, una lucha que parece no cesar. Para la activista, las manifestaciones no solo representan una muestra de fuerza y unidad, sino también una forma de protesta esencial para derribar los mitos que dividen y debilitan el movimiento feminista. “Estas manifestaciones son necesarias para alzar la voz de más mujeres”, afirmó.
No dudó en criticar la inacción y la corrupción de las autoridades frente a esta ola de violencia. Resaltó cómo la negligencia y la corrupción dentro de las fiscalías juegan en contra de las víctimas que buscan justicia. A pesar de que su trabajo y el de muchas otras activistas han contribuido a cambios legislativos significativos, la activista enfatizó la necesidad de recursos y acciones efectivas por parte del gobierno para realmente hacer frente a este problema.
El mensaje de Alessandra Rojo de la Vega es claro: las manifestaciones y la voz colectiva de las mujeres son herramientas cruciales en la lucha contra la violencia de género. Sin embargo, para lograr un cambio real y duradero, es imperativo que las autoridades tomen medidas concretas y eficaces que vayan más allá de las promesas vacías.