El país tiene sed. Mucha sed. Pero la escasez de agua no es el único problema, sino su politización. El manantial Los Sabinos, en Querétaro, es un caso representativo. Hasta hace poco, era usado por la comunidad Escolásticas como un centro recreativo y fuente de agua. Hoy está cercado y es parte de un conflicto entre el ejido y la familia Torres Silva, de amplia influencia política en el estado.
La Conagua dice que el terreno es propiedad privada y su propietario tiene,
incluso, una concesión por la cual pago $122,000 mil pesos lal ejido por la explotación de agua que fue renovada en 2022 por diez años. Un conflicto que existe desde la época del reparto agrario que siguió a la Revolución, no resuelto porque ninguna autoridad asume el costo político. La pregunta es: ante la escasez cada vez más aguda del agua, ¿será estas las disputas que desaten más violencia e inestabilidad social?
Diversos futuristas plantean que la tercera guerra mundial será por el agua. EnMéxico, por ahora, el líquido vital también está secuestrado por la política
electorera.
En la capital mexicana, que sufre cada vez más los estragos de una sequía severa y prolongada, la bancada morenista acusa a antecesores y opositores por el crecimiento urbano desordenado y los mega desarrollos inmobiliarios. El revire de la oposición, que los gobiernos local y federal han invertido demasiado poco en la infraestructura hidráulica.
Obras que en su mayoría no son visibles. ¿Para qué invertir en algo que no les
sirve para la foto y atraer votos? Y la corrupción. ¿A quiénes beneficia el reparto de agua potable en pipas? ¿Quiénes usan este mecanismo para hacerse ver como héroes frente a una población sedienta y quiénes cobran por ello? Son preguntas.
La otra cara del asunto es el desaseo en la administración de los recursos
naturales. En junio de 2018 el entonces presidente, Enrique Peña Nieto, firmó 10
decretos que eliminaron las vedas en 300 cuencas hidrológicas, lo que abrió la puerta a una lluvia de concesiones de explotación de agua por parte de privados, que se repartieron sin considerar a las poblaciones y la naturaleza de las regiones.
La Ley de Aguas Nacionales establece el servicio para consumo humano como la
prioridad, sin embargo, hoy hay industrias que acaparan y explotan acuíferos al por mayor, dejando a las poblaciones vecinas sin una gota.
Mientras, el problema crece. El monitor de sequía más reciente de la Conagua
dice que el 81.8 por ciento del territorio nacional experimenta algún nivel de
escasez de agua. “La sequía excepcional aumentó en Sonora, Chihuahua,
Durango y San Luis Potosí y surgió en regiones de Sinaloa y Guanajuato. La falta de agua extrema incrementó exponencialmente en el centro y occidente del territorio nacional”, alerta.
El futuro no es alentador y no se ve a la autoridad haciendo realmente algo al
respecto, más allá de anunciar unos pocos millones de pesos más del
presupuesto.
Más llagas:
– Muchos damnificados políticos y heridos de guerra, luego de los intentos de Marcelo Ebrard y Adán Augusto López por hacerse de la candidatura morenista a la Presidencia. Sólo Andrea Chávez, amarró un escaño en el Senado.
– Rodrigo Lebois Mateos burló a Hacienda, a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, y hasta al sistema judicial. El caso del fraude de Unifin que afecta a cientos de ahorradores e inversionistas bursátiles, continúa develando cada vez más tramas de engaño, traición e impunidad. ¿Hasta dónde llegará?
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