Desafíos del porvenir

Por: Liébano Sáenz

En lo inmediato el reto mayor es que la lucha por el poder transite bajo las reglas establecidas y los principios propios de la civilidad que ofrezcan confianza ciudadana, propicien el voto libre y resultados consecuentes con la pluralidad de la sociedad…

El país encara desafíos mayores. Se puede decir que hay oportunidades de mediano y largo plazo en riesgo por las dificultades de lo inmediato, a lo que hay que sumar lo imprevisible de esta época. Nadie esperaba la pandemia o la invasión a Ucrania y sus efectos globales. Más recientemente, la tragedia por el desastre en Acapulco. No debe escapar a la prospectiva el deterioro institucional en curso, que añade otras incertidumbres al panorama.

En lo inmediato el reto mayor es que la lucha por el poder transite bajo las reglas establecidas y los principios propios de la civilidad que ofrezcan confianza ciudadana, propicien el voto libre y resultados consecuentes con la pluralidad de la sociedad. Hoy el mayor reto es que las autoridades no interfieran en la elección. Difícil que el Presidente lo entienda por su visión del poder y el sentido de su responsabilidad. El INE y el Tribunal Electoral deberán cumplir con su tarea sin ambigüedad, temor o vacilación

Tampoco se advierte sensibilidad de la mayoría de los diputados en la definición del presupuesto, hecho a la medida de la perspectiva del Ejecutivo. No sólo es la negativa a definir una partida especial para asistir a la recuperación y reconstrucción de Acapulco, también los recortes al Poder Judicial Federal y al INE.

Las coaliciones partidistas han perfilado candidatos y es inminente el inicio del proceso de selección por parte del tercer invitado, Movimiento Ciudadano. Las campañas iniciarán en marzo y la jornada electoral tendrá lugar el primer domingo de junio. Se equivocan quienes piensan que se requiere una diferencia mayor para que la oposición tenga un triunfo inobjetable. Un voto hace la diferencia y por eso, el proceso de calificación de la elección debe transitar por los canales institucionales y no por la intimidación ni por los gritos y sombrerazos.
Lo deseable después de la contienda será transitar a la reconciliación nacional y que el gobierno que inicie signifique un punto de partida que supere el encono, la desconfianza y las diferencias que se han impuesto desde la presidencia de la República. Además, es probable que el nuevo mapa de poder signifique el regreso de la pluralidad en el Congreso, lo que convoca un sentido auténtico de corresponsabilidad con el futuro.