Armando Ríos Piter
Ha terminado el proceso interno de Morena. Por la forma en que se presentaron los resultados y especialmente los señalamientos que hizo Marcelo Ebrard sobre la existencia de irregularidades en la encuesta, la percepción de que hubo trampas se ha instalado en un importante segmento del morenismo y la sociedad mexicana. Declaraciones como la de la Secretaria General Citlalli sobre la valoración “discrecional” de las papeletas, así como reportajes que han dado cuenta de “barridos previos” en las secciones a encuestar, pagados con recursos públicos como se evidenció en el caso de Colima, han puesto en crisis los principios de “no mentir, no robar y no traicionar al pueblo”, que tanto enarbola el partido guinda.
En este contexto, la figura de Marcelo Ebrard ha cobrado un papel relevante para el proceso electoral que se avecina. Hoy por hoy, es el único actor -además de López Obrador e incipientemente Xóchitl Gálvez- que tiene un movimiento propio en torno a su proyecto político. Por eso, hoy que realizará un anuncio respecto a su futuro político, cabe señalar que la participación política del ex canciller será determinante para el futuro de la elección del 2024 y de la propia República.
Ebrard se encuentra en una disyuntiva: independizarse políticamente y convertirse en el líder de un nuevo movimiento político o mantenerse como un político partidista y tomar un “cargo de consolación”. Es una decisión de la que dependen millones de personas. Si hoy, Marcelo decide anunciar su autonomía política y la traduce en un espacio en la boleta, Ebrard tendrá la oportunidad de convertirse -por como esta la competencia y en tanto se hace el registro oficial de las candidaturas definitivas- en el actor que marcará el destino de la propia elección.
La forma en que se tomó la decisión al interior de Morena, le ha dado un gran margen de maniobra. La percepción de que hubo dados cargados, no solo le brinda razones suficientes para dejar a ese partido, sino que le otorga argumentos profundos para describir la manera en que se han replicado las formas tradicionales de hacer política: caudillismo, cargadas, “chayotes”, cacicazgos, etc; desde su experiencia, puede exhibir cómo, desde gobiernos estatales, secretarías y programas, se repitió nuevamente la misma historia de siempre.
Faltan algunos meses para el registro oficial de candidatos. Marcelo cuenta con alrededor de 25 puntos de preferencia (incluso si consideramos la descalificada encuesta de Morena). Si logra asegurar un lugar en la boleta, sería determinante para el bando que resulte victorioso. Sin embargo, con la inteligencia colectiva adecuada, podría incluso convertirse en el próximo Presidente de México.
No tengo conocimiento de lo que anunciará hoy Marcelo, pero con base en los anteriores argumentos, me permito sugerir se explore la siguiente ruta:
Buscar la candidatura presidencial desde la plataforma de Movimiento Ciudadano (MC). En caso de lograrla, convocar en lo inmediato, a que se realice una elección primaria entre él y Xóchitl, con la finalidad de definir al candidato de la oposición. La elección en comento, podría correr incluso a cargo del Instituto Nacional Electoral. Mucho se ha hablado de que para vencer al lopezobradorismo, se necesita que todos los partidos de oposición construyan una gran alianza. He aquí la oportunidad para lograrlo.
La dinámica propuesta, recibiría una gran atención por parte de la sociedad. Sería verdaderamente el voto ciudadano y no el de las cúpulas, el que determinaría quien encabezaría el siguiente esfuerzo político en el país. La unificación de estas fuerzas políticas a través de esta fórmula, atraería los reflectores y el ánimo popular, de los que hoy carece la virtual candidata morenista.
Una alternativa de este tipo pondría el énfasis definitivo en dejar atrás las prácticas de siempre y amalgamar una nueva fuerza que se sobreponga a los intereses de unos cuantos. Movimiento Ciudadano participaría y negociaría en condición de igualdad con el Frente Opositor y no solo como un invitado o color más, situación que por cierto, molesta mucho a la cúpula naranja.
Los números indican que una coalición de esa naturaleza estaría en condiciones de ganar la presidencia de manera contundente. La #SociedadHorizontal deberá estar atenta a lo que hoy diga Ebrard Casaubon. Se requerirá de altura de miras de parte de muchos actores, talento y creatividad política. No obstante, hoy podría iniciar el siguiente capítulo en la historia de nuestra democracia.