La NASA halla compuestos orgánicos de un antiguo lago en Marte

El cráter de Jezero en Marte, que en el pasado fue un lago, ha revelado evidencias de moléculas orgánicas, lo que sugiere la existencia de un ciclo geoquímico más complejo de lo que se pensaba. Un estudio publicado en Nature, dirigido por el Instituto de Tecnología de California, analizó los datos recopilados durante más de dos años por el rover Perseverance de la NASA en Jezero.

El conocimiento de la presencia y distribución de la materia orgánica en la superficie marciana puede brindar información clave sobre el ciclo del carbono en Marte y el potencial del planeta para albergar vida en su historia, según el estudio.

La investigación muestra que Perseverance ha detectado diversos tipos de moléculas orgánicas en su recorrido. Anteriormente, se habían encontrado moléculas similares en meteoritos marcianos y en el cráter Gale. Las posibles explicaciones sobre el origen de estos compuestos incluyen interacciones entre el agua y las rocas, depósitos de polvo interplanetario y meteoritos, así como también orígenes bióticos.

 

Para este descubrimiento, se utilizó el instrumento SHERLOC, presente en el rover, que permite mapear y analizar a gran escala las moléculas orgánicas minerales del planeta. Este instrumento detectó señales de moléculas orgánicas en diez ubicaciones del suelo del cráter de Jezero, que solía ser un lago hace unos 3.700 millones de años y es considerado un lugar propicio para buscar indicios de vida pasada.

Estas ubicaciones se encuentran en dos formaciones del suelo del cráter, Máaz y Séítah, y las señales de moléculas orgánicas son más pronunciadas en la primera formación que en la segunda. Esto muestra una asociación mineral y una distribución espacial distintas que pueden ser exclusivas de cada formación.

La diversidad observada en estas muestras puede proporcionar información sobre las diferentes formas en que la materia orgánica pudo haberse originado, ya sea por deposición del agua o mediante síntesis con materiales volcánicos.

Según los autores del estudio, los componentes básicos para la vida podrían haber estado presentes durante un largo período de tiempo, junto con otras especies químicas aún no detectadas, que podrían haberse conservado en estos dos entornos potencialmente habitables en el cráter Jezero.