El kilo de huevo ha subido en exceso en su precio, ya que se vende hasta en 100 pesos en algunas ciudades del país. Este producto es de la canasta básica, pues se consumen 156 millones de huevos en el país.
El país no solo enfrenta un problema de inflación, sino de un incremento todavía más elevado de los precios en muchos alimentos. Finalmente es lo que más interesa a las familias: lo que ven las amas de casa no es la estimación que realiza el INEGI, sino la cuenta que se debe pagar al hacer la compra habitual en el supermercado.
El golpe a las familias de menores ingresos, aquellas que gastan una proporción mayor de sus ingresos en comida, es mayúsculo. Los aumentos más notables solo durante el mes de enero lo experimentaron los plátanos (17.15% de incremento) y el limón (16.15%), con el pollo también mostrando un aumento importante (1.62%).
Y mientras en algunas ciudades se vende en 100 pesos, en otras está en 50 pesos por kilo, según lo que reporta el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). El costo del huevo ha subido en un 26 por ciento en el último año, y si se compara con el precio de enero 2020, ha incrementado 38 por ciento, antes de que iniciara la pandemia en México.
Profeco: a las gallinas no les gusta el frío
Pero lo más notable en la reciente conferencia mañanera en que se habló de precios es que no se destacó el plátano o los limones, sino los huevos. La explicación del Procurador Federal del Consumidor fue que a las gallinas no les gusta el frío típico del invierno, y entonces no ponen tantos huevos. Podría calentarse a las gallinas para que pusieran más, pero el gas para hacerlo también sale caro.
En ese sentido, no quedó claro si el problema es de menor oferta de los huevos, un mayor costo de producción por calentar a las gallinas o, claro, una combinación de ambos factores.
Lo raro es que se trata de una argumentación puramente estacional. En ese sentido, el precio de los huevos debería subir en el invierno y bajar en el verano, con los consumidores obviamente habituados al comportamiento cíclico. El hecho es que los huevos o, más bien, la falta de ellos está contribuyendo a la inflación.
(Falta de) huevos y asaltos a transportistas
Ello está ocurriendo en una forma más generalizada. La falta de huevos, en este caso en el Gobierno Federal, ha llevado a un fuerte aumento en los asaltos a transportistas de mercancías, incluyendo por supuesto alimentos. El Presidente ha declarado en reiteradas ocasiones que los criminales son también seres humanos. Nadie ha disputado la clasificación de aquellos que delinquen dentro de la raza humana, pero al parecer Andrés Manuel López Obrador quiere decir con su argumento taxonómico que se debe tratar a quienes violan la ley de una forma más amable que antaño. En pocas palabras, ofrece “abrazos, no balazos”.
El problema es que la estrategia no ha traído los resultados esperados, sino en todo caso lo contrario, con el consecuente impacto inflacionario. Esto lo reconoció el propio Gobierno Federal, por medio de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, en el quinto punto del llamado “Paquete contra la Inflación y la Carestía” (PACIC). Algo realmente histórico en estrategias de lucha contra la inflación en el mundo: incluir explícitamente como medida el mejorar la seguridad en las carreteras.
(Falta de) huevos y extorsión a negocios
Un problema más grave dada la escasez de huevos en el Gobierno Federal es que las mafias criminales se han diversificado en otro ámbito al parecer con ganancias extraordinarias: la extorsión a negocios. Esto es, la venta de “seguridad” para que no le pase nada al establecimiento o incluso a las personas que ahí laboran.
Una especie de impuesto sobre la renta adicional, simplemente con un cálculo al tanteo de lo que puede estar ganando el negocio. Sea microempresa, pequeña, mediana o grande, todos son susceptibles de ser visitados, amenazados y extorsionados. Si algo no hacen los criminales en este caso es discriminar entre sus potenciales víctimas.
Lo que, por supuesto, tiene un fuerte impacto, aunque imposible de cuantificar, en la inversión privada y la oferta de bienes y servicios. Implica un aumento en los costos que incluso puede llevar a un negocio a la quiebra y el cierre. La mera posibilidad de ser extorsionado puede llevar a una persona que pensaba abrir un negocio, a mejor optar por no arriesgarse. Es, como los huevos invernales, un problema de oferta y costos.
El problema de la falta de huevos es evidentemente que sus consecuencias van mucho más allá de la inflación en la que inciden, destacadamente delitos como son los homicidios y el secuestro. A diferencia del comportamiento de las gallinas explicado por el titular de la Profeco, no se trata de algo meramente estacional, sino de un problema permanente que no se soluciona aumentando la calefacción en Palacio Nacional.