Los republicanos no necesitan nada para convencerse de que hay mucho en juego en las elecciones a la mitad del mandato, este martes Joe Biden presidente electo de Estados Unidos, dio una evaluación en dado caso de que los republicanos llegarán a tomar el control del Congreso.
“Si perdemos la Cámara de Representantes y el Senado, van a ser dos años horribles”, dijo Biden a la pequeña multitud reunida en el salón de un hotel, donde no se permitían las cámaras. “La buena noticia es que tendré una pluma de veto”.
Tras dos años de control demócrata del Congreso, un cambio de liderazgo en la Cámara de Representantes o en el Senado —o en ambos— llevará a la presidencia de Biden a una fase completamente nueva. El propio Biden se ha mostrado optimista en los últimos días de la campaña, pero la realidad es que los demócratas podrían perder pronto la mayoría en el Congreso, y con ello la capacidad de Biden para aprobar sus principales prioridades.
Los funcionarios de la Casa Blanca han empezado a señalar que sus pérdidas no serán tan graves como las de anteriores elecciones a mitad de mandato, incluidas las de 2010, y dicen que el hecho de que los demócratas tengan alguna posibilidad de dar la pelea es una señal positiva para Biden. Pero sus asesores reconocen en privado que no ven un camino viable para que los demócratas mantengan su mayoría en la Cámara de Representantes, aunque el presidente y sus colaboradores empiezan el día con la visión de que la perspectiva de que los demócratas mantengan su mayoría en el Senado es real, aunque pueda tardar días, o más, en hacerse realidad.
Sin embargo, incluso una pérdida de unos pocos escaños —los republicanos sólo necesitan recoger cinco escaños para tomar el control de la Cámara de Representantes— significaría cambios dramáticos para el presidente.
Investigaciones del Partido Republicano
Los republicanos en el Capitolio han dejado muy claro que si toman el control del Congreso, Biden debe prepararse: vendrán investigaciones.
Una mayoría en la Cámara de Representantes o en el Senado daría a los legisladores republicanos poderosas presidencias en una serie de comités de supervisión, dándoles la capacidad de lanzar investigaciones dirigidas a Biden, a la Casa Blanca e incluso a los miembros de la familia del presidente.
Y hasta ahora, los miembros republicanos han indicado que están ansiosos por hacer exactamente eso.
Los legisladores del Partido Republicano, incluidos los representantes James Comer y Jim Jordan, que probablemente presidan las comisiones de Supervisión y Judicial de la Cámara de Representantes, respectivamente, se están preparando para investigar una serie de cuestiones, desde los negocios del hijo de Biden, Hunter, hasta lo que los republicanos alegan que es una interferencia política del FBI y el Departamento de Justicia, pasando por los orígenes de la pandemia de covid-19.
Y eso por no hablar de los rumores de destitución del secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, o incluso del propio presidente.
Los funcionarios de la Casa Blanca han estado esperando y preparándose para este nuevo mundo durante meses, y esto incluye la contratación de personal a principios de este verano para reforzar sus operaciones de supervisión. Los funcionarios dicen que si los republicanos se hacen con el control del Congreso, la Casa Blanca está preparada para reforzar esos esfuerzos aún más con contrataciones adicionales, y creen que estará preparada para hacer frente a futuras investigaciones del Partido Republicana que estén carentes de mérito, políticamente motivadas y maliciosas.
Aunque los funcionarios han sido cautelosos para no adelantarse a ninguna acción del Partido Republicano o prejuzgar los resultados de las elecciones, también son muy conscientes de la dinámica política que puede jugar a su favor, dijeron personas familiarizadas con el asunto.
Cuestiones de agenda
La probabilidad de que Biden pierda escaños —y mayorías— en el Congreso se ha cernido sobre la Casa Blanca durante todo su mandato. Es parte de lo que ha motivado la ambiciosa agenda legislativa del presidente, que incluía un importante alivio para la covid-19 y un paquete bipartidista de infraestructuras, en los primeros meses de su presidencia.
Si los republicanos obtienen el control de una o ambas cámaras, es probable que la era de los grandes proyectos de ley progresistas llegue a su fin. En su lugar, Biden se pondrá a la defensiva mientras los republicanos trabajan para deshacer gran parte de lo que logró en los dos primeros años de su mandato.
El Partido Republicano ya se ha comprometido a revertir elementos emblemáticos de la legislación de Biden, como la Ley de Reducción de la Inflación, incluyendo sus nuevos y más altos impuestos a las corporaciones. Y podrían trabajar para hacer retroceder o impugnar algunas de las iniciativas climáticas del presidente que se incluyen en el paquete.
Otras áreas en las que el presidente ha prometido actuar, como la consagración del derecho al aborto en todo el país, no tendrían ninguna posibilidad de avanzar si los republicanos toman el control. Y otros programas, como la reducción de las deudas de los préstamos a los estudiantes, podrían ser bloqueados por el Partido Republicano.
En todos estos ámbitos, Biden está dispuesto a ejercer su derecho de veto para rechazar los posibles intentos de los republicanos de socavar su programa. Como presidente, Biden no ha vetado ningún proyecto de ley, una muestra cabal del control demócrata en el Capitolio.
Los funcionarios de la Casa Blanca ya se han estado preparando discretamente para las áreas en las que es necesario llegar a un acuerdo: los proyectos de ley de gastos y el aumento del límite de la deuda de la nación. Los dos temas representan puntos de aprobación obligatoria que han estado en el centro de una serie de batallas entre el Congreso y la Casa Blanca durante la última década.
El líder de la minoría de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, de California, ha sido uno de los republicanos de la Cámara que ha prometido desplegar tácticas similares si se hace con la mayoría.
Los primeros indicios concretos de cómo puede desarrollarse esta situación no tardarán en aparecer. Los legisladores volverán al Capitolio en cuestión de semanas para alcanzar un acuerdo para financiar el gobierno.
Al mismo tiempo, Biden tiene un largo historial de colaboración con los republicanos para sacar adelante proyectos de ley. Cuando se presentó a las elecciones, se comprometió a encontrar áreas para trabajar en conjunto, algo que pudo hacer en varias de sus victorias legislativas clave.
Los asesores de Biden señalan que la ley bipartidista de infraestructuras de US$ 1 billón y el proyecto de ley de ciencia y fabricación de semiconductores de US$ 250.000 millones son una hoja de ruta para posibles éxitos bipartidistas.
La decisión de Biden para 2024
En cuanto se conozcan los resultados de las elecciones a mitad de mandato de 2022, la atención nacional se dirigirá inmediatamente a 2024, incluida la cuestión de si Biden optará a un segundo mandato.
Aunque Biden y sus asesores llevan meses pensando tranquilamente en su futuro político y han avanzado en las conversaciones en el último mes, esas deliberaciones se acelerarán con el cierre del ciclo de mitad de mandato. Biden ha señalado que las reuniones familiares durante el periodo vacacional son importantes para su toma de decisiones, aunque personas familiarizadas con el asunto dicen que la primera dama, la Dra. Jill Biden, y otros están de acuerdo con otra candidatura.
Durante semanas, el presidente y sus asesores han mantenido que su intención, por ahora, es volver a presentarse. Biden se movió rápidamente para transferir su campaña de 2020 al Comité Nacional Demócrata después de derrotar al expresidente Donald Trump. El comité del partido ha pasado los últimos dos años manteniendo y reforzando su lista de base, su canal de recaudación de fondos y construyendo la infraestructura a nivel estatal que conformaría la infraestructura crítica de una futura campaña.
También han dicho que ninguna decisión es definitiva hasta que el presidente haya tenido amplia oportunidad de discutir su futuro político con su familia. Pero la decisión de Biden en 2024 no será solo un asunto familiar: también habrá una fuerte dinámica política en juego.
Por un lado, se espera que la decisión de Trump de aspirar a un segundo mandato —y el momento en el que de ese posible anuncio— sea un factor clave. Los asesores de Biden siguen creyendo que el presidente está mejor posicionado para enfrentarse a su predecesor, y confían en una segunda contienda entre Biden y Trump.
Otra consideración: cómo responden los compañeros demócratas de Biden a los resultados del martes por la noche. Las encuestas de este otoño en EE.UU. indican que la mayoría de los demócratas dicen que no quieren que Biden vuelva a presentarse en 2024. Y las derrotas de este martes para los demócratas solo podrían exacerbar la sensación dentro del partido de que es necesario un cambio de dirección.
Mientras que muchos funcionarios electos del partido de Biden han sido leales al expresar su apoyo público a un segundo mandato, algunos otros han pedido abiertamente el cambio.
El representante demócrata Dean Phillips, de Minnesota, que dijo durante el verano que no cree que Biden deba volver a presentarse, dijo este lunes que cree que “una mayoría de demócratas” piensa lo mismo.
“Independientemente de los resultados de mañana, creo que los demócratas debemos reconstruir nuestra marca y repoblar nuestro banco de futuros líderes, tanto para el Congreso como para la Casa Blanca”, dijo Phillips. “El presidente Biden ha cumplido su promesa de servir de ‘puente’ estabilizador hacia el futuro, y espero que una mayoría de demócratas busque un candidato de la próxima generación para tomar el testigo en 2024”.
Cambios de personal
En los dos primeros años de su mandato, Biden ha realizado muy pocos cambios en su gabinete y en su equipo directivo. Sin embargo, el punto medio de su primer mandato podría ser un momento natural para los cambios de personal.
Esto refleja la reticencia a hacer movimientos en su equipo, a pesar de los llamamientos que se han hecho en varios momentos para despedir a miembros de su administración. Biden se ha abstenido de despedir o pedir la dimisión de algún miembro de su gabinete y ha tratado de afianzar su equipo directivo meses antes de las elecciones a mitad de mandato de este año.
Ha habido rotación de personal, incluso en los puestos más altos de la Casa Blanca. Su secretario de Prensa, el asesor de la Casa Blanca y el consejero principal para el compromiso público se marcharon a principios de este año. Algunos funcionarios decidieron dejar la Casa Blanca al cumplirse el primer año de gobierno, mientras que otros se marcharon a principios del verano.
Pero el círculo íntimo de Biden permanece casi intacto. Entre ellos se encuentran el jefe de gabinete Ron Klain, los asesores principales Mike Donilon y Steve Ricchetti, los subjefes de gabinete Bruce Reed y Jen O’Malley Dillon, la directora de Comunicaciones Kate Bedingfield y la principal asesora de Comunicaciones Anita Dunn.
Los funcionarios han dicho que es posible que se produzcan cambios tanto en el Gabinete del presidente como en el personal superior de la Casa Blanca a lo largo de este año, aunque no se garantiza ningún movimiento. En caso de que Biden anuncie su decisión de presentarse como candidato en 2024, se considera probable que varios de los miembros de su equipo principal pasen a la operación política.
A principios de este otoño, la Casa Blanca estableció un proyecto de búsqueda de talentos para preparar las posibles vacantes en el Gabinete y en los altos cargos de la administración tras las elecciones a mitad de mandato.
Klain propuso la idea de la búsqueda de talentos, que será supervisada por dos ex miembros de la Casa Blanca de Biden, Jeff Zients y Natalie Quillian. Ambos desempeñaron funciones similares durante la transición presidencial de 2020.
“Es simplemente una práctica de buena administración para asegurarse de que estás pensando en el futuro”, dijo O’Malley Dillon durante un evento de Axios la semana pasada. “Las personas que forman parte de esto y que ayudan a realizar ese cambio son las personas que uno espera y quiere ver”.
Zients y Quillian —que ya desempeñaron funciones de respuesta al covid-19 en la Casa Blanca a principios del mandato presidencial de Biden— han llevado a cabo específicamente una búsqueda amplia y diversa de posibles candidatos fuera de la administración para ocupar puestos en el gabinete y la administración superior.
Algunos funcionarios de alto nivel, como el asesor de covid-19, el Dr. Anthony Fauci, se están preparando para irse pronto. El enviado de EE.UU. para asuntos climáticos, John Kerry, ha declarado a CNN que tiene previsto permanecer en la administración al menos hasta la importante conferencia sobre el clima que se celebrará esta semana en Egipto, sin indicar si se quedará más tiempo. Y Biden acaba de nombrar a un veterano de varias administraciones demócratas, John Podesta, para que sea su asesor en materia de clima.
El futuro de otros funcionarios no está claro. Klain ha sido objeto de especulaciones, y es típico que los jefes de gabinete de la Casa Blanca sirvan sólo una parte del mandato del presidente. Pero mientras Biden se enfrenta a la inevitable transición de personal que todos los presidentes experimentan después de las elecciones a mitad de mandato, el papel profundamente arraigado de Klain en todos los rincones de las operaciones de la Casa Blanca puede crear un incentivo aún mayor para que se quede, señalan algunos funcionarios, aunque reconocen que no ha dado ninguna indicación de sus intenciones.
Se ha propuesto como posible sustituta a Dunn, que sería la primera mujer en ocupar ese puesto.
“Me gusta el trabajo que tengo”, insistió Dunn en el evento de Axios. Y añadió: “Espero que Ron Klain se quede mientras Joe Biden sea presidente”.
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