Pintor francés muere a los 102 años

pierre soulages

Pierre Soulages fue un pintor francés, y entre sus logros fue extraer una luminosidad insospechada del color negro, tenía 102 años cuando falleció, así lo dio a conocer el presidente del museo que lleva su nombre, en Rodez, Francia.

“Es una triste noticia, acabo de hablar con su viuda, Colette Soulages”, dijo el directivo, Alfred Pacquement, amigo de larga data del pintor.

“Me gusta la autoridad del negro, su gravedad, su evidencia, su radicalidad. El negro tiene posibilidades insospechadas”, explicó Soulages en diciembre de 2019, con motivo de una exposición en el Louvre, que le abrió sus puerta en vida, en un reconocimiento poco frecuente.

“Me gusta la autoridad del negro, su gravedad, su evidencia, su radicalidad (…). El negro tiene posibilidades insospechadas”, explicó Soulages en diciembre de 2019, con motivo de una exposición en el Louvre, que le abrió sus puerta en vida, en un reconocimiento poco frecuente.

“Eso simplemente quiere decir que hay gente adinerada que puede comprar mis obras”, se limitó a comentar.

Soulages nació el 24 de diciembre de 1919. Su padre, constructor de carrozas, murió cuando solo tenía cinco años. Su madre lo crió sola.

Soulages quiere pintar, pero no le gustan “los colores de acuarelas” y opta por recrear los árboles en invierno, las ramas desnudas, los efectos visuales de la nieve.

Durante una excursión escolar a la abadía de Sainte-Foy de Conques, en plena adolescencia, tiene la revelación: será pintor.

En vísperas de la Segunda Guerra Mundial entra en la Academia de Bellas Artes de París. Pero se salta los cursos, prefiere volver al sur y aprender por su cuenta en Montpellier.

Ahí conoce a Colette Llaurens, con quien se casa un año más tarde, con documentos falsificados gracias los cuales evitará ir a trabajar a Alemania, como les ocurre a muchos jóvenes franceses.

Pierre y Colette se instalan en 1947 en París, donde los artistas Francis Picabia y Fernand Léger lo animan a perserverar.

La pintura abstracta domina durante esos años, pero en lugar de esa paleta de colores vivos (amarillos, azules, rojos), Soulages prefiere trabajar con la humilde tintura de avellana, utilizada como barniz, y las brochas gordas de pintor.

Sus telas pronto causan sensación y en los años 1950 entran en las colecciones de museos como el Guggenheim de New York o la Tate Gallery de Londres.

Usa técnicas como el raspado para jugar con el negro y yuxtaponerlo a otros colores como el rojo o el azul.

En 1979, trabajando sobre una tela totalmente negra, Soulages experimenta con una estrías y se da cuenta de que acaba de franquear un umbral.

“Era más allá del negro, estaba en otro espacio mental”, explicó. “En el bote con el que trabajo está escrito ‘negro’. Pero es la luz difusa de los reflejos la que me interesa”, añadió.

En 1986 pinta más de 100 vitrales para la abadía de Conques, obra inaugurada en 1994.

A finales de 2009 una gran retrospectiva de su obra logra medio millón de visitantes en el Centro Pompidou de París.


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