¿La Llorona es de origen prehispánico?

 Fray Diego Durán nos relata que la conocida historia de la Llorona tiene su origen, en efecto, en el mundo prehispánico.

Según la tradición nahua, algunos años antes de la llegada de los españoles al Valle de México, en Tenochtitlan ocurrieron una serie de fenómenos naturales inexplicables, eventos que causaron miedo y fueron interpretados como una premonición divina de tiempos oscuros, entre ellos la aparición de La Llorona.

Estos acontecimientos eran conocidos por los mexicas como tetzahuitl“Algo inusitado, portentoso, que causa asombro, espanto y es anuncio de algún acontecimiento futuro”. En los días postreros de su reinado, Moctezuma II tenía miedo, por aquellos pronósticos que se referían al fin de su mandato.

La leyenda también le fue transmitida a fray Bernardino de Sahagún por sus informantes indígenas, y además podemos leerla en la Historia de Tlaxcala de Diego Muñoz Camargo.

Está asociada a los famosos presagios funestos que se supone sucedieron antes de la conquista española y que vaticinaban el final del imperio mexica de Tenochtitlan.

la Llorona prehispánica

Esos presagios eran:

Una llama que aparecía en la noche, diez años antes de la conquista, y que provocaba desasosiego en la gente; el templo de Huitzilopochtli ardió sin que hubiera mano de por medio y mientras más agua le echaban para apagarlo, más se enardecía el fuego; un rayo cayó en el templo de Xiuhtecutli, sin que se escuchara trueno alguno; un fuego salió por el poniente y se dividió en tres partes, lo que provocó mucho alboroto; el agua del lago hirvió y anegó las casas; el sexto presagio  fue el de una mujer que recorría las calles dando gritos lastimeros; otro más fue la captura de una especie de grulla con un espejo en la cabeza, en el que se podía ver una serie de acontecimientos y, finalmente, la aparición de personas deformes con un solo cuerpo y dos cabezas que luego desaparecían.

Según el Códice Florentino, la aparición nocturna de la mujer era la diosa Cihuacóatl, que con llantos y lamentos recorría Tenochtitlan clamando por sus hijos, lo podría ser actualmente La Llorona.

Esta deidad se relaciona con la figura de Tonantzin y es considerada una diosa madre de los nahuas.

cihuacoatl leyenda de la llorona

La noticia de esta aparición llegó hasta Moctezuma, quien encargó a sus calpixques investigar la causa de los lamentos de esta mujer y así encontrar la forma de satisfacer sus exigencias, según describe el Códice Durán:

 “Lo mismo encomendad a todos los que tienen por costumbre de andar de noche y que si topasen a aquella mujer que dicen que anda de noche llorando y gimiendo, que le pregunten qué es lo que llora y gime y se satisfagan de todo lo que acerca de estos negocios pudieren saber”.

Según Patrick Johansson, Investigador del Instituto de Investigaciones Históricas (UNAM) y experto en náhuatl, el origen del luto que manifiesta Cihuacóatl en los presagios funestos se relaciona con las cihuateteo, que adquirían un carácter divino al morir durante el parto.


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La figura de una mujer doliente, vestida de blanco, llorando por sus hijos, emitiendo gritos y lamentos y que aparecía en las encrucijadas de los caminos durante las noches funcionó como una analogía posterior a la Conquista, el proceso que puso fin al mundo tal y como lo conocían los antiguos nahuas.

El primer registro de la Llorona

El primer registro de esta historia que posteriormente se convertiría en la leyenda de la Llorona corrió a cargo de fray Bernardino de Sahagún, quien describió a Cihuacóatl de la siguiente forma:

“…aparecía muchas veces, según dicen, como una señora compuesta con unos atavíos como se usan en palacio. Decían que de noche voceaba y bramaba en el aire; esta diosa se llama Cihuacóatl, que quiere decir mujer de la culebra; y también la llamaban Tonantzin, que quiere decir nuestra madre”.