Han pasado diez días de manifestaciones en todo el país por la muerte de una joven bajo la custodia de la policia de la moral, y se le ha quitado la vida a más de 70 personas, el jefe del poder judicial de Irán amenazó con no tener “ninguna clemencia” contra todos los manifestantes.
Gholamhossein Mohseni Ejei hizo hincapié en la necesidad de “actuar con decisión y sin clemencia” contra los principales instigadores de los “disturbios”, según su sitio web local.
El presidente iraní, el ultraconservador Ebrahim Raisi, había pedido el sábado “a las autoridades competentes que actúen con firmeza contra los que atentan contra la seguridad y la paz del país y del pueblo“.
Se trata de una de las mayores protestas en Irán desde las de noviembre de 2019 contra el aumento del precio de la gasolina y que fueron severamente reprimidas (230 muertos según un reporte oficial, más de 300 según Amnistía Internacional).
Las autoridades niegan cualquier implicación en la muerte de la joven Mahsa Amini, de 22 años, pero desde el 16 de septiembre, día de su fallecimiento, miles de iraníes indignados salen cada noche a manifestarse.
Las protestas se están viendo marcadas por enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y por consignas hostiles al poder, según medios y activistas.
Vídeos publicados en línea han mostrado escenas de violencia en Teherán y otras ciudades importantes como Tabriz (noroeste). En algunos, se ve a las fuerzas de seguridad disparando en dirección a los manifestantes.
Imágenes publicadas el sábado mostraban a los manifestantes destruyendo un retrato del ayatolá Jomeini, fundador de la República Islámica, en Babol, provincia de Mazandaran (norte).
El domingo por la noche, volvió a haber protestas en numerosas ciudades, incluidas Shiraz (centro) y Teherán, donde en vídeos difundidos se oían gritos de “¡Muerte al dictador!”.
Represión total
Según un reporte oficial, 76 personas han muerto, incluyendo manifestantes y policías, en la represión.
El domingo, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Hossein Amir Abdollahian, volvió a implicar a Estados Unidos, enemigo jurado de Teherán, en los disturbios, acusando a Washington de “interferir en los asuntos iraníes y apoyar a los alborotadores de manera provocativa”.
La cancillería también informó que había convocado al embajador del Reino Unido por lo que describió como una “invitación a disturbios” por parte de los medios de habla farsi con sede en Londres, y al enviado de Noruega por los “comentarios poco constructivos” hechos por el presidente del parlamento de su país.
En apoyo al movimiento que estalló tras la muerte de Mahsa Amini, en el fin de semana se celebraron protestas en distintos países de todo el mundo, incluyendo Estados Unidos, Francia, España, Chile e Irak.
El domingo, fueron detenidos varios manifestantes en París y Londres por tratar de acceder a las embajadas de Irán o por “lanzar proyectiles a la policía”.
Paralelamente, las autoridades volvieron a convocar concentraciones en defensa del hiyab y los valores conservadores.
El domingo hubo mítines progubernamentales, con un evento principal en la plaza Enghelab (Revolución) en el centro de Teherán, donde los asistentes expresaron su apoyo a las leyes obligatorias sobre el velo.
Una página web informó que Mobinnet, uno de los operadores de red más grandes de Irán, había sufrido una “interrupción a escala nacional”.
WhatsApp, Instagram y Skype ya están bloqueados en el país.
Amnistía Internacional ha pedido “una acción internacional urgente para poner fin a la represión”, ante el “riesgo de un derramamiento de sangre aún mayor” facilitado por un “apagón deliberado de internet” por parte de las autoridades.
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