M.C. y H. Oswaldo Rodríguez Amaya
Durante los últimos años, ha sido cada vez más común conocer y analizar las reformas que han sido impulsadas desde el ejecutivo federal, reformas que han impulsado cambios de fondo a la política nacional.
No debe de sorprenderos los hechos de la necesidad que se tienen entre poderes de las reformas para poder darle un rumbo claro a las políticas social, económicas y de seguridad que se plasman o se lanzan de una forma unilateral desde los ejecutivos, llámense gobernadores o presidentes, sin embargo, este tipo de acciones han polarizado cada vez a propios y extraños, pues han cambiado de forma y fondo todo aquello a lo que estábamos acostumbrados.
Claro que las leyes no pueden quedarse estáticas toda la vida, deben de transformarse y reconstruirse de acuerdo a las verdaderas necesidades sociales, pues no olvidemos que al centro siempre deberá de estar la persona, no obstante, algunos se han mantenido en el margen de que las cosas deban de ser iguales.
Para muestra de lo anterior, podemos revisar el debate de la semana pasada, en donde la propuesta que incluía a la Guardia Nacional implicaba cambios de fondo y que sin lugar a duda solo el tiempo podrá cuestionar sobre si se ha tomado la mejor decisión o no, sin embargo, es un tema de celebrar los hechos de que cada vez tengamos debates a la altura de lo que nos interesa a los ciudadanos, pero, también, de las nuevas necesidades colectivas.
Sin embargo, no solo se deben de debatir los temas que están en la agenda del ejecutivo federal, también se deben de operar acciones claras y concretas para construir un mayor respeto a los derechos humanos de todos, aspectos como desarrollo lúdico de las persona y matrimonios de personas del mismo sexo, pues pareciera extraño que hoy en día,
mientras algunos celebran reformas que polarizan, al hablar de los temas que nos interesan a todos y que incluye la protección e integridad de todas las personas, estas voces no llegan a las tribunas.
Considero que los mexicanos hoy más que nunca celebramos que exista oposición, que exista debate de altura y que se privilegie el querer construir un México seguro, de oportunidades y de crecimiento para todos, sin embargo, hay que decirlo, aún falta mucho para lograr que estas reformas alcancen a todos los mexicanos, de una forma igualitaria, equitativa y paritaria. Al tiempo.