Edgar Abraham Mereles Flores.
Hace 2749 días se detuvo a una migrante guatemalteca en Tamaulipas, sin conocimiento del idioma o de la situación por la que estaba pasando se vio obligada a firmar papeles que no entendía, para que semanas después entrará a un penal como secuestradora. Juanita Alonzo pasó 7 años en la cárcel esperando justicia y apenas este sábado la consiguió.
Con muchos más de 115000 migrantes fichados ingresando a México en lo que va del año y más de 1.7 millones detectados por la frontera angloamericana ¿Juanita es la excepción a la regla? ¿Cuántas mujeres y hombres pierden su nombre en México? ¿Cuántas personas se ven obligadas a seguir procesos que no entienden? y en casos peores ¿cuántos migrantes desaparecen sin dejar rastro?. Claramente la señora Alonzo no es la excepción a la regla, alrededor de doscientos treinta mil migrantes fueron detenidos en el 2021 y otros 2000 se reportaron como desaparecidos en el territorio nacional.
Conocemos la historia de una mujer que fue torturada y encarcelada injustamente, la conocemos ya que se nos obligó a hacerlo, todos hablando de ella, todos diciendo lo terrible que es su caso, pero hasta ahí queda nuestro conocimiento de lo que vive un migrante en México, no nos interesa saber que la cifra de migrantes menores de 12 años se multiplicó por 6 el año pasado, tampoco nos interesa saber de las 359 personas rescatadas de la caja de un camión que intentaron pasar a Estados Unidos.
Hoy en día vemos a los migrantes no solo como foráneos, los vemos como enemigos de una sociedad calmada a la que aspiramos llegar; cada día nuevos enfrentamientos, a diario más golpes para conseguir un permiso o comida, incluso peleas con la policía para ser trasladados a la basílica, todos ellos injustificados, ¿pero realmente ellos lo empezaron?, ¿dónde está la línea entre su decisión y sus necesidades? y por último ¿Cuándo nos percataremos que son las autoridades mexicanas y las gringas las que los están empujando a esas acciones?
23 de mayo 2022
