-Cristina Martín Jiménez.
Parece que propalar el miedo, provocar terror, extender una permanente angustia vital es tarea no sólo de quienes elaboran guiones de películas de suspenso y terror, sino también, una tarea de los gobernantes, por paradójico que parezca.
Ahí radica justo nuestra responsabilidad como ciudadanos libres al elegir con certeza informada gobernantes capaces y poseedores de buen juicio.
Las multicitadas teorías conspirativas que argumentan deliberadas acciones para oprimirnos y terminar con el planeta pasan de la ingeniosa mente de los novelistas a posibles elaboraciones estratégicas de personajes oscuros, maltrechos de su alma, y grupúsculos cuyo objetivo vital es acabar con la paz mundial.
La democracia es valor superior, decidido aporte cívico y eje para que se cuestione a fondo, siempre y sin descanso a las élites políticas.
Así lo señala Antonio Guterres, Secretario General de la ONU: “utilizando la pandemia como pretexto, las autoridades de algunos países han adoptado severas medidas de seguridad y de emergencia para reprimir las voces disidentes, abolir las libertades más fundamentales, silenciar a los medios más independientes y obstaculizar el trabajo de las ONG’s“, citado por Cristina Martín Jiménez (2021). La Tercera Guerra Mundial ya está aquí, Planeta, España, pág.450.
En ese texto la periodista y escritora Martín Jiménez ofrece el panorama amplio: estamos ante la Tercera Guerra Mundial en el que las élites que se ven a sí mismas como dioses y quieren construir un nuevo orden mundial a través de la gobernanza global o la cogobernanza, con sustento en la dominación de una cultura de la muerte, para “destruir la mente y manipular las voluntades sin disparar una sola bala”.
Nos insiste Cristina Martín que ya se institucionalizó el abuso oficial de falacias, fake news, mentiras: las propias crisis de cambio climático, pandemia, revueltas sociales permiten que la gente sea vencida por el miedo, manipulando no sólo sus conciencias, sino también “su alma, su irracionalidad, su “sugestión inducida”, que provocan que aquélla crea la otra parte de la historia en su propia imaginación:
“Es la conciencia del ser humano, en el camino moral, la que puede decir ‘basta’; mientras la conciencia no esté despierta no podemos ganar en esta guerra”.
Con tal guerra mundial se busca el desmantelamiento del Estado de Bienestar y de las clases medias. Se trata para Martín de que haya sociedades silenciosas e indiferentes a las consecuencias y daños (subrayando la sumisión y esclavitud a este nuevo dictado global elitista de los jóvenes absortos en las redes sociales), y sobre todo, en sociedades cuya calidad de vida parece resuelta (España, Francia).
En todo caso, ciudadanos, comunidades y pueblos desobedecen de manera silenciosa (Egipto), se resiste de manera o se topa esta guerra con sociedades muy fuertes (Rusia/ Rumanía), que se resistieron y desconfiaron de vacunarse ante coronavirus COVID-19, o resisten a la invasión de sus países (Ucrania).
Mientras la humanidad enfrenta hambrunas, desigualdades, violaciones a derechos humanos, escasez de agua potable, estragos provocados por el cambio climático, laboratorios territoriales de guerras bacteriológicas, ahora debemos enfrentar esta guerra regional con efectos universales.
Así, la prolongación de la guerra ruso/ucraniana palpita cada vez más en las preocupaciones, los bolsillos de la gente, las economías dependientes del gas, petróleo y las sombrías expectativas a corto y a mediano plazo del mundo en torno a diversos nudos acertijos de mundo:
¿Con una eventual acumulación de frustraciones, fracasos y fricción estratégica, Putin resistirá activar métodos genocidas o una escalada nuclear?
En parte por la influencia del bloqueo económico y financiero mundial y la prolongación cruenta de la guerra ¿Putin enfrentará una rebelión a la guerra por sus élites internas o su pueblo?
Independientemente de los resultados de la guerra actual y dado que sus biógrafos sustentan que tiene pretensiones de un nuevo orden europeo y la recuperación de antiguas repúblicas soviéticas ¿Putin escalará su invasión de Ucrania a las fronteras de Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Eslovaquia o Rumanía? (Problematización de la politóloga de la London School of Economics Kristina Spohr)
Con base en el principio del Arte de la Guerra de Sun Tzu de “actuar sin actuar” ¿Xi Jinping cosecha para China la consolidación de su hegemonía mundial ante la derrota de la estrategia de Putin en Ucrania? (historiadoras/es y expertos estrategas ya lo exteriorizan).
¿La resistencia de Ucrania y el apoyo mundial logrará el cese unilateral de la invasión o una paz regional negociada? (como lo sugieren Henry Kissinger y el propio Donald Trump).
¿Esta guerra injustificada conlleva el fin del régimen de V. Putin? (como lo sugiere el teórico estratega Lawrence Freedman).
Por temor a su voluntad impredecible, liderazgos como el de Inglaterra y Turquía toman distancia de Moscú ¿A pesar de ello, el tablero estratégico de Putin logrará que EUA y la Comunidad Europea/OTAN se comprometan en una escalada militar contra Rusia o disuadirá Occidente a Putin?
¿Liderarán o mediarán la Berlín de Scholtz/la Francia de Macron, una estrategia de paz post invasión rusa?
El coraje popular y ciudadano ante la guerra por el nuevo orden mundial como señala Martín Jiménez, el sentido patrio y la férrea resistencia ética / incluso a riesgo de muerte o las alianzas entre naciones y potencias ante amenazas comunes en medio del azar de la guerra militar (como se observa en pro de Ucrania), actualizan lo que pasa o pasará realmente en los campos de confrontación bélica o en los de defensa de libertades, territorios, patrimonios o bienes comunes.
En tales contextos se deletrea también el reloj de vida y muerte de regímenes autocráticos y democracias simuladas