LA CUARESMA NOS CUESTIONA NUESTRO CRECIMIENTO Y MADUREZ EN LA FE

Sacerdote Daniel Valdez García
Comienzo con una pregunta: ¿En tiempos de Cuaresma dejamos el ejercicio de piedad de los Jueves Eucarísticos, Sacerdotales y de Amor al Prójimo? ¡NO!, los ejercicios de piedad contienen en sí mismos la oración, la caridad y la fraternidad. Esto es válido también para el Día Primero de Mes dedicado a la Divina Providencia, los Primeros Viernes de Mes dedicados al sagrado Corazón de Jesús, los Lunes dedicados a las Benditas Animas del Purgatorio, los Martes dedicados a los Santos Angeles, los Miércoles dedicados a san José, y los Sábados a la Virgen María. Por eso, yo he estado dando razones del por qué, u origen de estas devociones o ejercicios de piedad. Al respecto se ha argumentado que dichas devociones eran intimismos e individualismos, de la misma manera respondo que ¡NO!, la mayoría de esos ejercicios de piedad se dan por el impulso de las asociaciones y mucho depende del sacerdote celebrante que pongan los contextos de dichos actos de piedad y devoción. En los años 80´s tuvo un gran auge el Sistema Integral de Evangelización (SINE) que dada toda la primacía y dejaba de lado estos aspectos, y tampoco es malo dicho sistema, el problema son las actitudes exclusivas o excluyentes de uno u otro. La Iglesia por sobre todo ha ser VINCULANTE. Dejemos claro que nadie tiene por qué abandonar dichos actos de piedad, mejor vamos a asumir la tarea de formar y educar la fe. Para lo cual pongo las lecturas y enseguida la propuesta de reflexión. 1. LECTURAS -Del libro de Ester 4, 17: En aquellos días, la reina Ester, ante el mortal peligro que amenazaba a su pueblo, buscó refugio en el Señor y se postró en tierra con sus esclavas, desde la mañana hasta el atardecer. Entonces suplicó al Señor, diciendo: “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Jacob, ¡bendito seas! Protégeme, porque estoy sola y no tengo más defensor que tú, Señor, y voy a jugarme la vida. Señor, yo sé, por los libros que nos dejaron nuestros padres, que tú siempre salvas a los que te son fieles. Ayúdame ahora a mí, porque no tengo a nadie más que a ti, Señor y Dios mío. Ayúdame, Señor, pues estoy desamparada. Pon en mis labios palabras acertadas, cuando esté en presencia del león y haz que yo le agrade, para que su corazón se vuelva en contra de nuestro enemigo, para ruina de éste y de sus cómplices. Con tu poder, Señor, líbranos de nuestros enemigos. Convierte nuestro llanto en alegría y haz que nuestros sufrimientos nos obtengan la vida”. -Del evangelio de san Mateo 7, 7-12: En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; toquen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que toca, se le abre. ¿Hay acaso entre ustedes alguno que le dé una piedra a su hijo, si éste le pide pan? Y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Si ustedes, a pesar de ser malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, con cuanto mayor razón el Padre, que está en los cielos, dará cosas buenas a quienes se las pidan. Traten a los demás como ustedes quieren que ellos los traten. En esto se resumen la ley y los profetas”. 2. PROPUESTA DE REFLEXIÓN: “La Cuaresma nos cuestiona nuestro crecimiento y madurez en la fe” En el hermoso pasaje de la primera lectura, la reina Esther dice claramente que la fe ha sido recibida de los padres y que hay una CORRESPONSABILIDAD para poder vivirla y transmitirla. Eso es formar y educar la fe. En otras palabras, la Cuaresma nos cuestiona acerca de nuestro crecimiento y madurez en la fe. Así los actos de piedad no sólo son cíclicos, sino dinámicos y vitales en la fe formada y educada. De ahí que la Cuaresma nos cuestione acerca de nuestro crecimiento y madurez en la fe. Por ejemplo, hay personas a las que les encanta el pasaje del evangelio de hoy, incluso es llamada regla de oro: «Traten a los demás como ustedes quieren que ellos los traten», pero yo les quiero recordar que el principio fundamental del cristianismo es el AMOR, la regla de oro sólo es una ayuda. Así que con base en lo dicho, reafirmo de manera directa y concreta que: La fe debe formarse y educarse, porque la fe no es un sentimiento, sino la firme convicción de seguir y servir a Dios y a la Iglesia porque Jesús es la Verdad que nos hace libres; porque siempre debemos estar dispuestos a dar razones de nuestra fe, de nuestra esperanza, pues muchas cosas es la Iglesia no son modas, ni modos, sino formas del fondo y fundamento de nuestra fe. Y además nos ayuda a entrar en diálogo con quienes están alejados o les falta ser formados en la fe. Pues como dice el refrán: “Quien a Dios no conoce a cualquiera se le inca”, Siempre tengan presente que nadie da lo que no tiene. Amén, amén, Santísima Trinidad.