Tal vez has escuchado frases como “te amaré toda la vida”, “daría todo por ti”, e incluso soñamos con cumplir con ese cuento de hadas donde existe un “y fueron felices para siempre”. Pero, estas frases podrían ser mitos del llamado “amor romántico”.
Este, es un fenómeno cultural y literario surgido en el sur Francia hace varios siglos, al que también se le llama amor cortés, esto según una investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
LA especialista señaló que: “En términos sociológicos, el amor romántico está relacionado con los lazos sexo-afectivos de dos personas, siendo una de ellas un hombre cisgénero y la otra, una mujer cisgénero, es decir, una relación heterosexual con una serie de características, la cual supone una idea de núcleo familiar convencional y una relación desigual entre las personas en pareja”, señala la especialista.
Aclaró que esta experiencia depende de la clase social, el color de piel, el capital cultural y ubicación geopolítica de cada persona.
Explicó que “históricamente ha tenido que ver con la subordinación tanto emocional como material de las mujeres, y alrededor de esta dominación masculina hay una serie de cosas como el sueño de ‘encontrar el príncipe azul’ o encontrar del otro lado a la princesa obediente”.
Además, reslató que: “El amor romántico es una aspiración a una felicidad patriarcal y hay también una fantasía de que si una persona no está en pareja, esa persona no puede ser feliz”.
“Históricamente, las consecuencias son que las mujeres renuncian a su propio deseo y están siempre subordinadas a los deseos de otros, es decir, si un hombre quiere que le cocine lo hago, si un hombre quiere que lleve minifalda”, añade.
Además, señala que esta relación no solamente se da en parejas heterosexuales, sino también en miembros de la comunidad LGBTTTIQ+: “Estadística e históricamente, son los hombre quienes dominan, pero eso no significa que no vaya a haber mujeres o miembros de la comunidad LGBTI que compren la historia patriarcal y que actúen de acuerdo con valores patriarcales”.
Las relaciones de pareja basadas en esta concepción del amor persiguen ciertos mitos que se pueden resumir en frases como “ya encontrarás a tu media naranja”, “el amor lo puede todo” o ”sin ti no soy nada”, las cuales podrían parecer algo “normal” en un principio, pero que pueden traer consecuencias graves como la violencia.
“El amor es para siempre, el amor lo puede todo es una clara expresión de amor romántico, pues esa sería la justificación del porqué una persona se pondría en el lugar de satisfacer el deseo de otra. Es un poco el cuento del príncipe azul, es una aspiración de toda la sociedad, pues promete la felicidad, lo cual pone una presión social muy fuerte en todos nosotros”, señala Helena López.
Además, el amor romántico incluye la idea de la exclusividad, de fidelidad, en la que los celos entran en juego pues el amor se concibe como posesión de la otra persona.
“El amor romántico tiene muchísimas aristas desde cualquier punto de análisis. Llegamos a romantizar actitudes como celos, posesión (’eres mia’ o ‘soy tuyo), control (pedir las contraseñas), las cuales no nos parecen malas, pero que hablan de una prohibición de realizarnos plenamente”, comentó Ariadna Suárez, miembro del grupo feminista Pandilla Violeta.
¿Podemos romper con los mitos del amor romántico?
Desafortunadamente, no.
La investigadora Helena López explica que el amor romántico es un mandato cultural que se encuentra arraigado en nuestras sociedades y que, todo el mundo, de manera inconsciente, se encuentra desde la infancia con estereotipos “del príncipe azul y de la princesa obediente”, donde todos caemos en mayor o menor medida; sin embargo, asegura que podemos empezar a quitarnos esas ideas que tenemos sobre el amor.
“Una cosa bonita para pensar el 14 de febrero es qué alternativas hay al amor romántico, como vínculos afectivos mucho más igualitarios, más aterrizados en las necesidades de las dos personas que forman parte de la relación”, comenta.
Además, puntualizó que para que una pareja pueda comenzar a quitar los lazos de dominación dentro de una relación, debe desarrollar la cultura del cuidado y del autocuidado, donde ambas partes deben estar pendientes y escuchar lo que el otro necesita para negociar con base en los deseos y necesidades de cada uno.
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