Aunque tal vez para algunos pasó desapercibido, hoy 11 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Mujer Médica. Se trata de una fecha especial para darle voz a una parte indispensable dentro del sector sanitario. Aunque detrás de esta efeméride tan especial se encuentra una historia de lucha que debe motivar a cualquiera.
¿Por qué se eligió el 11 de febrero?
La culpable de que exista esta fecha es Elizabeth Blackwell, quien el 11 de febrero de 1849 recibió el título que la acreditó como la primera mujer médica en Estados Unidos y en todo el mundo. Aunque tal vez hoy parezca algo ordinario, para la época que vivió se convirtió en una verdadera hazaña. Aunque tal vez sin proponérselo, fue la responsable de abrir el camino para que millones de féminas pudieran dedicarse a la Medicina sin prejuicios.
A su vez, hay que ir más atrás para entender el contexto del acontecimiento. Aunque Elizabeth nació en Inglaterra, cuando cumplió 10 años emigró junto a su familia a Estados Unidos. Un par de años después vio morir a su padre, lo que la motivaría para querer estudiar Medicina. Pero un inconveniente al que se enfrentó fue al rechazo de todos. Fue común que las personas a su alrededor le dijeran que sólo los hombres podían estudiar esa carrera y ella como mujer estaba destinada a conseguirse un esposo y tener hijos.
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Al concluir sus estudios básicos intentó ingresar a la universidad para cumplir su sueño de estudiar Medicina pero no fue nada fácil. Fueron diez instituciones las que la rechazaron simplemente por el hecho de ser mujer. Finalmente el Geneva Medical College de Nueva York la aceptó y con mucho esfuerzo concluyó la carrera.
Otra anécdota señala que años después, en Inglaterra conoció a Florence Nightingale, quien la motivó a fundar una escuela de Enfermería en la nación americana.
Precisamente gracias a Nightingale es que la Organización Mundial de la Salud (OMS) designó el 2020 como el Año de las Enfermeras.
Finalmente, en 1868 Blackwell fundó una Universidad de Medicina para mujeres en Estados Unidos y un año después se traslada a Inglaterra donde ejerció la ginecología hasta su jubilación en 1907.