Los perros y los humanos llevan aproximadamente 30 mil años conviviendo, su relación ha ido evolucionando, al inicio de esta relación eran auxiliares de cacería advertían los peligros y ayudaban a conseguir más y mejores presas, sin embargo el día de hoy son máyormente vistos con rol más afectivo.
Por otro lado los perros ha n sido considerados como seres de compañía y afecto por lo que no es casualidad durante el confinamiento por la pandemia los perros y los gatos se hayan convertido en los mejores aliados de las nuevas generaciones.
Durante este periodo la adopción de animales aumentó entre un 30% y un 50% respecto al mismo periodo un año antes. Sin duda fueron los animales de afecto y compañía los que mejor lo pasaron durante el confinamiento, pues los seres humanos, al no poder abandonar su hogar ni juntarse con otras personas los convirtieron en parte vital del entorno y de su familia.
Un estudio señala que uno de cada cinco millennials ha decidido que su familia prescinda de los niños en aras de los perros, mientras que un 40% afirma que el amor que su hipotética pareja tenga por los animales es un factor clave a la hora de iniciar una relación.
Este cambio en la mentalidad de un gran número de personas ha repercutido en la sociedad cambiando tendencias y haciendo crecer industrias de accesorios, alimentos, servicios y medicamentos para perros y gatos.Llevar al trabajo presencial a un animal no es algo tan raro, hoy en día. Muchos aseguran que trabajar es más fácil así. Hasta la ropa para perros se ha popularizado humanizándolos y sometiéndolos, sin protesta posible, a nuestro arbitrio a los compañeros de cuatro patas.
Otro hecho destacable es cómo los perros y los gatos se han convertido en el salvavidas de multiplicidad de angustias y depresiones a tal punto que habría que preguntarse quién cuida a quién.
Los millennials son la generación de los “padres de los animales de compañía” y esta tendencia obliga a un profundo análisis de los cambios de conducta generacionales en las sociedades occidentales con la disminución del crecimiento demográfico y la sensible pérdida de una gran parte de la trama social entre los seres humanos.