Nota de Latitud Megalópolis
Prácticamente desde que inició la administración, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha presumido como un logro de su gobierno el número creciente de remesas, o sea dinero en dólares, que millones de trabajadores mexicanos en Estados Unidos envían a sus familias en territorio nacional.
Por supuesto, nadie puede estar orgulloso del número de personas que tuvieron que emigrar al otro lado porque en México nunca encontraron oportunidades de trabajo, vivienda, tranquilidad o se fueron huyendo por inseguridad, violencia, corrupción, pero esa es la gente que a final de cuentas está sosteniendo una economía inestable y en crisis.
El año pasado entraron al país 40 mil 607 millones de dólares provenientes de millones de connacionales que habitan en diferentes ciudades norteamericanas. Pocos lugares hay en Estados Unidos donde no exista una comunidad mexicana; Los Ángeles, Chicago y Nueva York donde más se concentran.
En Estados Unidos hay cerca de 12 millones de mexicanos; siete millones son personas con ciudadanía o Tarjeta Verde la cual les permite trabajar formalmente. Muchos de ellos también son elegibles para los programas de apoyo que lleva a cabo el gobierno norteamericano y reciben beneficios extraordinarios o especiales.
Los 40 mil 607 millones de dólares que recibieron en 2020 familias mexicanas por ese concepto significaron 3.8 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional. Una cifra muy elevada, pero no se compara a la proporción que se maneja en países como Honduras o El Salvador, que es de hasta un 25 por ciento del PIB.
Quintana Roo, Tabasco, Chiapas, Baja California Sur y la Ciudad de México fueron las entidades que tuvieron mayor incremento en 2020 en recepción de remesas.
Las remesas mexicanas son importantes sobre todo porque resultarán mucho mayor que los 29 mil millones que ingresaron en 2020 por concepto de inversión extranjera directa, los 14 mil 663 millones de la venta de petróleo crudo o los 11 mil 25 millones por turismo internacional.
López Obrador ha dicho que en este 2021 las remesas pudieran llegar a 50 mil millones de dólares. Una inyección muy importante, aunque no es lo ideal depender de esos ingresos, pero sí cuentan y mucho a la hora de hacer un balance de las finanzas nacionales.
Por otra parte, el gobierno está vislumbrando la posibilidad de que los mexicanos en el extranjero puedan abrir cuentas desde sus lugares de origen a través del Banco del Bienestar y así disminuir las transferencias en efectivo. Dejarían de ganar de esa manera cientos de empresas e instituciones financieras cuyo negocio son las remesas.
Mucho dinero viene con las remesas y es bueno para nuestra economía, pero tampoco es para presumirlo como logro de gobierno. Más bien, es una vergüenza que millones de mexicanos tengan que vivir en Estados Unidos porque no fuimos capaces de retenerlos en México.