El sexting es parte de cómo se vive la sexualidad en estos tiempos,
por ejemplo, no usar ropa provocativa, ni desnudarse en público, pero la herramienta más fuerte para ligar es enseñar el cuerpo con el teléfono”. Sexting
Es decir, enviar-recibir mensajes y fotografías con contenido sexual con quienes quieres ligar, usualmente en aplicaciones móviles, pero no lo haces con todas las personas.
Reconocer que el sexting es parte de un ejercicio libre de la sexualidad es clave para entender una práctica que, queramos o no, ya se instaló entre millennials y centennials, y para quienes el mundo digital y las relaciones que ahí se configuran tienen incluso un mayor valor que las de carne y hueso.
Hasta ahora, el sexting ha tenido una connotación negativa en el ámbito público. Por un lado, las autoridades de protección de datos y, por el otro, las instancias de seguridad lo equiparan con “incidentes” como el acoso, la extorsión, el bullying e incluso la pornografía infantil y pedofilia.
Al ver el sexting como una práctica sexual involucraría, por lo menos, las tres premisas que se mencionan al principio: sería una práctica libre, consensuada y con el respeto a la privacidad y la intimidad. Es decir, ejercer los derechos sexuales en el ambiente digital.
“Es una nueva realidad, una nueva forma de buscar atención por parte del otro. No es una moda porque ya existía desde hace muchos años, ha retomado auge porque estamos inmersos en un mundo más tecnológico”, opina Karla, una profesionista de 37 años, y para quien el sexting también forma parte del ejercicio de su sexualidad.
Si le enviamos una nude a alguien sin que la pida, eso es acoso; si difundimos fotos o videos que alguien nos mandó de manera privada, esto es pornovenganza; o si pedimos algo a cambio de no difundir imágenes de alguien más, esto es extorsión.
Estas conductas son formas de violencia ejercida en el ámbito digital y la Ley Olimpia las castiga a nivel federal.
Muy bien. Ya tenemos claro que el sexting es parte del ejercicio de nuestra sexualidad. ¿Y ahora qué?
Uno de los retos más importantes, sin duda, es el de la educación, abarcando desde la sexual hasta la alfabetización digital para tener una práctica segura del sexting.
En este nuevo paradigma, el educar sobre el uso del condón sería tan importante como el tener un antivirus actualizado; el respeto a la privacidad y la intimidad sería tan importante como el evitar sextear utilizando redes públicas inseguras; o que el consenso es fundamental en todas las formas de ejercer la sexualidad.
Karla tiene una hija adolescente y confiesa que, como parte de la educación sexual, ha abordado la práctica del sexting, algo que consideró necesario a partir del confinamiento al que el mundo se sometió por la pandemia de Covid-19 y que trajo la vida digital a un primerísimo plano.
“Al comentar el tema, la recomendación es que no enseñe la cara, que no esté completamente desnuda, y que sea por aplicaciones que tengan mensajería secreta, no Instagram, no Facebook, y borrar de su celular esas fotos”, agrega Karla, quien tiene un enfoque más permisivo en la educación sobre sexting.
Unos tips para un buen uso del sexting son:
- Anonimizar las fotos
- Borrar los metadatos de las imágenes
- Utilizar mensajerías como Telegram, Signal, Jitsi que son encriptadas y permiten crear mensajes autodestruibles
- Borrar los mensajes e imágenes de la memoria del celular
- No aceptar solicitudes ni practicarlo con personas desconocidas.
La educación, queda claro, parte de los valores, los principios y las vivencias de cada persona y la forma en que quiere transmitirlos a las nuevas generaciones. Y algo es indudable: la revolución sexual 2.0 nos tocó a las y los millennials, pero las nuevas generaciones la vivirán con mayor intensidad, si no es que ya lo están haciendo. Por eso, más que criminalizar esta práctica, tenemos que educarnos para ejercerla con responsabilidad y con seguridad.