Maxcanú vive una transformación en su paisaje. Hace una década, la selva se extendía por su territorio, pero de unos años a la fecha es cada vez más común encontrar zonas donde ya no hay árboles y, en su lugar, se han instalado granjas para la producción de cerdos o maquinaria para extraer tierra y abrir caminos. Los cambios podrían acelerarse en los siguientes años: este municipio, ubicado al suroeste de la ciudad de Mérida, en Yucatán, está en la ruta del llamado Tren Maya.
Quienes más han criticado y denunciado los cambios de uso de suelo que se registran en la zona son las mujeres y hombres que se dedican a la apicultura; ellos han sido de los primeros en notar y padecer los efectos en la disminución de la cubierta forestal: hay menos abejas y, por lo tanto, una menor producción de miel.
Entre marzo y abril del 2021, los integrantes de la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on presentaron dos denuncias populares, ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), por cambio de uso de suelo en el municipio de Maxcanú. Los apicultores denunciaron que en terrenos del Ejido Chactún se metió maquinaria pesada, se desmontó la selva, se abrieron caminos y comenzó la extracción de tierra roja.
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Desde 2019, los apicultores han documentado cómo en esa zona avanza la deforestación. Según sus registros, en dos años se perdieron alrededor de 200 hectáreas de selva tropical.
“El desmonte en Maxcanú tiene sus antecedentes desde 2019. Como no vimos una reacción eficaz de las autoridades, decidimos presentar otra denuncia… En dos años ha habido impunidad. Nadie sanciona a quienes han realizado esos desmontes”, explica David Linares, asesor jurídico de la Alianza Maya por las Abejas Kaabnalo’on.