La administración del presidente Donald Trump discutió en la primavera de 2020 con un alto mando militar y en el Departamento de Seguridad Nacional enviar 250,000 soldados a la frontera con México, según una investigación del New York Times
Eso hubiera significado mandar a más de la mitad de los soldados activos y una sexta parte de las fuerzas armadas estadounidenses, lo que significaría el mayor uso del Ejército dentro de Estados Unidos desde la Guerra Civil.
Stephen Miller, el encargado de llevar la agenda de inmigración de Trump, fue el responsable de insistir al Departamento de Seguridad Nacional en el desarrollo de un plan para analizar la cantidad de tropas que se necesitarían para cerrar la frontera sur del país.
Aunque esta idea no se presentó formalmente ante el presidente Trump, sí se llegó a discutir en la Casa Blanca. No fue hasta que el secretario de Defensa, Mark T. Esper, mostró su indignación ante la idea que se le puso fin al plan de Miller.
Durante años Trump insistió en que era necesario enviar más tropas a la frontera sur, sin embargo, los comandantes del Ejército desviaron varías veces su insistencia con el argumento de que las fuerzas armadas estaban al límite.
También se dio a conocer que después de la muerte de los LeBarón, Trump presionó a sus principales asesores para que enviarán tropas a México para cazar cárteles de la droga. El mandatario buscaba que se realizará un plan similar a los que se hacen en lugares como Afganistán o Pakistán, donde han rastreado y asesinado a terroristas.
Sin embargo, sus asesores le señalaron que para la mayor parte del mundo podría parecer que Estados Unidos cometía un acto de guerra contra su aliado más cercano.
Al final, la administración de Trump optó por una medida que sigue vigente: negar el asilo y cerrar la entrada a Estados Unidos desde México.