El nuevo Código de Conacyt, encabezado por María Elena Álvarez-Buylla, señala que todos los empleados que ahí laboren, los prestadores de servicios y los grupos de evaluación de proyectos susceptibles de apoyos deberán de abstenerse de emitir comentarios u opiniones negativos o desfavorables sobre las políticas o programas del Conacyt, ser prudentes al emitir opiniones en redes sociales y procurar “preservar la integridad de la imagen institucional”.
El documento está conformado por 16 páginas. En la tercera está una carta de su titular, en la que señala que en el pasado, la administración pública sucumbió ante grupos de poder y se colmó de personas que pervirtieron el servicio público y antepusieron sus intereses particulares al interés general.
“Las personas que integren el servicio público del Conacyt no sólo deben ser profesionales destacados, sino también personas comprometidas con la sociedad, el medio ambiente, los derechos humanos y, sobre todo, con la ética pública reivindicada por la Cuarta Transformación”, se lee en la carta de Álvarez-Buylla.
Entre los objetivos del Código de Conducta, dice el documento, está la búsqueda de “contribuir a que las personas que integren el Servicio Público del Conacyt se identifiquen con la institución; tengan certeza del comportamiento que deberán de observar y al que deberán sujetarse en su quehacer cotidiano”, y “prevengan –a través de las medidas y recomendaciones que, con base en este Código de Conducta, establezca el Comité de Ética– la actualización de conflictos de interés, actos de corrupción y, en general, cualquier falta administrativa, en el marco de las funciones inherentes a las áreas de riesgo”.
El Código está conformado por nueve apartados. El quinto es sobre las Conductas de las personas que integran el servicio público del Conacyt, que a su vez cuenta con varios incisos.
El inciso K es “Identidad institucional” y en él hay seis especificaciones que todo el personal deberá seguir. Entre ellas está el dirigir “las solicitudes de información susceptible de ser publicada en medios de comunicación al área de comunicación social, ya que es el área competente para hablar en nombre del Conacyt”.
Señala que se deberán abstener de “emitir comentarios u opiniones negativos o desfavorables sobre las políticas o programas del Conacyt”, y de “publicar y de anunciar a la ciudadanía información por escrito o en formato electrónico, así como de pronunciar discursos, conceder entrevistas o hacer apariciones públicas en nombre o como representante del Conacyt sin la autorización del área de comunicación social”.
El personal del Conacyt también deberá ser “prudente al emitir opiniones” en redes sociales y procurar “preservar la integridad de la imagen institucional”.
Además apunta a que el Código de Conducta “es de observancia general para todas las personas que desempeñen algún empleo, cargo o comisión en el Conacyt, incluyendo de forma enunciativa, más no limitativa, a los trabajadores del Conacyt, a los trabajadores de las empresas que prestan al Conacyt el servicio de limpieza, vigilancia, recepción, comedor y cualquier otro, así como a los grupos de evaluación de proyectos susceptibles de apoyos”.
Los casos que incumplan el Código de Conducta serán remitidos a un Comité de Ética, que “estudiará el asunto con base en el protocolo que al efecto emita y podrá emitir recomendaciones al respecto y, en caso de que estime que existe una responsabilidad administrativa, lo comunicará de forma oficial al Órgano Interno de Control”.