De acuerdo a la especialista en educación sexual, Ana María Ocaña Castañeda, la sexualidad tiene un papel importante en nuestra vida, y lo que ocurre en ella es consecuencia de lo que somos, de lo que sentimos, de cómo estamos y de lo que hacemos.
¨Nuestra conducta sexual y las consecuencias de esta, tiene impacto directo en nosotros mismos, de tal manera que cuando hay problemas en otros aspectos de nuestra vida, hay impacto también en nuestra vida sexual. La salud, las enfermedades, el estado de ánimo, nuestras actitudes, experiencias y conocimiento, todo esto y más. Las disfunciones sexuales son un claro ejemplo de ello ¨, señaló la médico.
Asimismo, asegura que muchas cosas que nos suceden en lo cotidiano producen cambios que pueden favorecer la falta de satisfacción sexual. ¨Esto puede ser tan negativo que lleve a pensar que la pareja es inadecuada o es incompatible con nosotros. En la mujer, por ejemplo, la falta de deseo sexual quizá sea consecuencia de una enfermedad como la depresión; al eliminar la depresión, con mucha frecuencia también se mejora la falta de deseo.
“La manera como vemos la vida también puede ser un factor que aumente o disminuya el placer sexual. Algunas personas aprenden que la vida debe verse como un camino de sufrimiento y que el placer es algo que no merecemos, que es malo y que hay que evitar¨.
Según los estudios realizados se ha encontrado que las personas necesitamos del placer para desarrollarnos. ¨Esto no quiere decir que nos consagremos desequilibradamente al placer, ya que esto, al igual que cualquier otra conducta repetida hasta el hastío, no permite una vida sana y traerá consecuencias tarde o temprano. Sin embargo, el placer, insisto, es parte de nuestra vida y se requiere para tener una vida larga y constructiva y con esto pensemos en el placer que se produce desde la risa de nuestros hijos hasta el momento sexual más íntimo e intenso¨.