La erupción de un volcán presenta varios peligros para el ecosistema y la vida que rodea la zona, siendo la caída de cenizas, los flujos piroclásticos, los deslizamientos de laderas y los tsunamis algunos de estos problemas, al igual que lo son las coladas de lava.
Lava, el material fluido y caliente que el volcán arroja al exterior de forma no explosiva
La lava se define como “el material fluido y caliente que el volcán puede arrojar al exterior de forma no explosiva”. Este tipo de erupción se caracteriza porque sale deslizándose por la acción de la gravedad por la ladera volcánica, pudiendo cubrir grandes extensiones en las cercanías del volcán.
Cuando la lava sale a la superficie al entrar un volcán en erupción, la temperatura de esta puede variar entre los 800ºC y más de 1.000ºC. Sin embargo, estas temperaturas máximas suelen alcanzarse cuando se dan los mencionados flujos piroclásticos.
El piroclástico es un flujo turbulento que consiste en unas finas partículas, acompañadas de gases, material volcánico y fragmentos de rocas, que es mucho mas denso y pesado. Según el glosario de términos volcánicos del IGN, estos flujos pueden alcanzar temperaturas por encima de los 1000ºC.
La temperatura del magma depende de la temperatura inicial de fusión de la roca y del tiempo de ascenso hacia la superficie
De hecho, los datos registrados por la misma institución indican que la temperatura del magma, la mezcla de materiales rocosos fundidos que puede contener partículas sólidas en suspensión y gases disueltos, depende de la temperatura inicial de fusión de la roca y del tiempo de ascenso hacia la superficie.
Así, la temperatura más elevada medida en un volcán ha alcanzado 1.170ºC, mientras que la más baja ha sido de unos 400ºC (Ol Doinyo Lengai, Tanzania).