Red Pública – Los miedos de Claudia

 

Edgar Mereles Ortiz.

 

 

 

 

 

“Si las palabras mayores no respetan los tiempos,

las formas y el fondo de la política

se vuelven en palabras menores,

sin sustento”.

Hermenegildo García.

 

Días después de la derrota electoral de Morena en la ciudad de México, López obrador tomó la decisión de presentar a su sucesora a la presidencia de la república, Claudia Sheinbaum. Este fue un error político que muestra a Andrés Manuel sin pericia, experiencia y control de sus propios impulsos; si bien Claudia no tiene méritos que la consoliden para ser presidente de la república, tenían tiempo para irla construyendo, pero el miedo y las ansias por los resultados electorales hicieron que el proyecto se anticipara.

La sucesión presidencial es el proceso mas violento de la vida politica de las instituciones y los personajes; la lucha se vuelve descarnada, frontal, con consecuencias para muchos. Existe una basta y elocuente biografía sobre los procesos de sucesorios, la mayoría son novelas porque, evidentemente, los datos o las historias casi nunca las cuentan los protagonistas directos sino terceras personas que vivieron de cerca el proceso.

Dos novelas son para mí, documentos suficientes, para imaginarme como es la sucesión. “La sombra del Caudillo” de Martín Luis guzmán y “Palabras Mayores” de Luis Spota. En estas novelas hay una constante, tanto el Caudillo como Aurelio saben muy bien como manejar los tiempos políticos e ir armando a su candidato. La construcción del candidato es una operación del propio presidente: elimina obstáculos, resuelve conflictos, apaga intrigas, hace a un lado a poderoso contrincantes, construye alianza que luego las traspasa a su elegido, le da plaza, le pide que asista a eventos en su representación, le da foro con empresarios, académicos, intelectuales y lideres religiosos, en fin; todo un tejido fino, sin prisa ni contratiempos, tocando y hablando con los personajes que influyen en sus propios campos.

En el destape de Claudia y con esas intenciones de querer innovar en todo, Obrador hizo pública su voluntad tres años antes de la elección, y por los resultados y el comportamiento de los otros aspirantes, se puede deducir que fue un acto sin consultas, racionalidad, planeación, consensos y amarres ni con su más cercano grupo político. La salida de Scherer y Sánchez Cordero así me lo indican. Luego viene lo inesperado, lo que no tiene control y se convierte en una variable que merece otro tipo de operaciones políticas que no estaban en el imaginario de López: Ricardo Monreal por su lado se destapa y Marcelo Ebrard en la cara del presidente le dice: “si quiero, si puedo y gracias por considerarme”.

 

Después de esto, todo han sido pifias, fallas, errores y ausencia de resultados. La alineación politica de la Jefa de Gobierno de la CDMX, ha venido acumulando eventos con saldos negativos: viola la ley de transición administrativa que define los plazos legales para la entrega y recepción de las oficinas de las alcaldias y sus áreas de dirección general hasta mandos medios. Esta medida sembró la sospecha de que en las alcaldias donde perdió Morena, la rendición de cuentas y la transparencia no están al corriente, existe opacidad o un manejo de recursos fuera de los lineamientos para la compra, contratación y uso de servicios.

Luego acató la orden presidencial de formar gobiernos espejo con delegados o con una estructura de la Secretaria de Bienestar del Gobierno Federal que administrara los programas sociales sin que los alcaldes electos, ya en funciones puedan intervenir. Esta orden alteró la paz política de la ciudad y provocó la creación, emocional, de UNA-CDMX, órgano político de los alcaldes de oposición. Posteriormente se envío una iniciativa de reformas y adiciones a la Ley de Seguridad Ciudadana para impedir que las unidades de transporte de la policía preventiva tuvieran logos de las demarcaciones, como si los hologramas fueran los escudos protectores contra la violencia y la creciente delincuencia en las calles de la ciudad.

Por último, la operación politica y la capacidad de atención y servicio político que han demostrado Ricardo y Marcelo eleva la exhibición de los yerros de la escuadra Claudista. Marcelo consigue medicamentos, teje acuerdos comerciales de alto impacto y largo plazo con los norteamericanos, consigue donativos en especie para los damnificados en Tula e Ixmiquilpan, Estado de Hidalgo; va a la toma de posesión del gobernador de Zacatecas y muestra a la opinión pública una fotografía con Ricardo sonrientes, amigables, en armonía con un mensaje político que seguramente dobló el sistema hepático de muchos inquilinos del antiguo ayuntamiento.

Ricardo por su parte afrontó sin quejarse, el exilio que irracionalmente le impuso Obrador por haber apoyado a otros candidatos en contra de Morena, particularmente en el territorio de Claudia. Lo quisieron castigar y tuvieron que pedirle perdón. Monreal resistió en silencio, sabía que los vientos a su favor iban a llegar tan pronto se iniciara el periodo ordinario de sesiones del Senado, sus cálculos fueron perfectos y le ayudaron otros actores políticos a demostrar con contundencia su utilidad politica.

Obrador víctima de su temperamento y ausencia de control de sus emociones exige una sesión extraordinaria del Congreso de la Unión para modificar la Ley de Revocación del Mandato y cambiar el objetivo de la ley por el de ratificación; para el logro de este objetivo legislativo acudió a Olga Sánchez y a su consejero jurídico Julio Scherer. El resultado fue fatal y el periodo extraordinario no se pudo realizar tal y como el caudillo lo ordenó. Esto obligo a Andrés a buscar la ayuda de Monreal, pedirle perdón, levantarle el exilio y colocarlo en el pedestal de poder que ocasionalmente había perdido. Fue tan contundente el impacto de este fracaso de operación política que Olga y Julio perdieron sus cargos, una para volver al Senado y el otro para regresar a su despacho privado.

¿Cuál es la ecuación politica que falla entre Claudia y sus oponentes? yo veo una de varias, con mayor incidencia: Claudia no tiene experiencia en procesos de transición presidencial. Marcelo y Ricardo sí, con Salinas y Colosio jugaron en equipos ganadores y perdedores, eso les dio conocimiento, templanza, experiencia y paciencia. Quizá para los observadores profesionales esto no es suficiente, para este amateur me parece vital.

La sucesión presidencial es el movimiento político más delicado del ejercicio del poder, esto porque es la manifestación más simbólica, real y evidente de uso del poder de un solo hombre en el país: poner a su sucesor. Por ello se requiere seriedad, cálculos políticos serios, temple para engañar a todos, incluso con la verdad.

Termino recordando dos escenas de las novelas anteriormente señaladas:

En “La Sombra del Caudillo”. El general Jiménez, se apersona ante el Caudillo en la residencia presidencial, en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, para presentarle pruebas de cómo la gente del general Aguirre esta torturando a sus seguidores. Ante las pruebas, el caudillo dice que bajo tortura cualquier hombre es capaz de declarar lo que sea; el general Jiménez le responde, diciéndole que él le protesta que son ciertas y son efectuadas sin que el Caudillo se entere. La reacción del presidente es contundente y fatal: “pues yo le protesto que esto en mi gobierno no sucede, porque, si alguien se atreve a hacerlo, se muere”.

En “Palabras Mayores”. El inocente y cándido Secretario de Comunicaciones del gobierno federal, después de una reunión de trabajo, se acerca al presidente de la República, Aurelio Gómez-Anda y le confiesa que en los últimos días ha recibido miles de cartas y telegramas de apoyo para su candidatura, el presidente camina unos pasos y le dice: “pues guárdelas muy bien, por favor, en algún momento las vamos a necesitar” hace una pausa, lo abraza y dispara: “para quien vaya a ser el elegido”.

Desde algún lugar del Estado de Puebla, 14 de septiembre del 2021.

 

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