Si puedes mirar, ve. Si puedes ver, repara.
(Libro de los Consejos)
La labor política, ya sea en la oposición o en el gobierno, exige de un gran valor para enfrentar con seriedad y profesionalismo los grandes problemas nacionales. Mirar a otra parte y pretender que no vivimos en un momento crítico en nuestro país es irresponsable e indolente.
¿Cómo no sentir rabia, tristeza y desaliento cada que vemos a una jefa o jefe de familia sumidos en el desempleo y sufriendo para llevar comida a la mesa? ¿cómo es posible que no se nos parta el corazón al ver a una familia que sale al mercado pidiendo a Dios les alcance con lo poco que llevan en el bolsillo? ¿cómo no sentir desconsuelo al ver abarrotados los cruceros con personas que son orillados a lavar parabrisas, hacer alguna suerte o hasta pedir limosna ante la desesperación de no contar con otra opción ni oportunidad?
A todos nos queda claro que estamos atravesando una pandemia y que ello ha profundizado varios de los problemas que como nación veníamos arrastrando, sin embargo, un buen gobierno es aquel que, primero no causa más inconvenientes de los existentes y que ante cada contrariedad plantea una solución.
En un gobierno que se dice comprometido primero con los pobres ¿cómo es que tenemos 4 millones más de ellos? Se podrá decir que existen “otros datos” o que se tenía previsto este escenario ante el tema sanitario, lo cierto es que no sólo no han lanzado respuestas claras, viables ni contundentes ante la terrible situación; lo que es peor, la ineptitud y la liviandad con la que se realiza el servicio público nos ha llevado a ser el país de América Latina donde creció más la pobreza y pobreza extrema.
Sobre la superficialidad con la que se “ataca” este tema, dos botones de muestra:
- El Presidente afirmó en su Tercer Informe que el 70% de la población recibe programas sociales, sin embargo, la Encuesta Nacional de Ingreso o Gasto de los Hogares (ENIGH) publicada por el INEGI registra que solo 29.7% de los hogares recibió programas sociales en 2020.
- Según datos de la misma encuesta y analizados en Animal Político por el Dr. Ernesto Jaramillo-Molina (@rojo_neon) en 2016 el 67% de la población en pobreza extrema vivía en un hogar que recibía al menos un programa social, en cambio para 2020 esta cifra fue de solo 43%. Es decir, se dejó de atender a 36% de la población de hogares en pobreza extrema que eran beneficiarios anteriormente y ahora no reciben nada de un gobierno que ganó en 2018 prometiendo ponerlos en el centro de sus políticas públicas.
Lo anterior tiene una explicación y no requiere, como diría el Presidente, de “mucha ciencia”. Carlos Loret, en su columna de ayer en El Universal relata cómo fue que se elaboraron los padrones de beneficiarios de los programas sociales: “¿Tú eres nini? ¿Cómo te llamas? ¿Dirección? ¡Clic! ¡Clic! -Listo te llega tu beca el próximo mes”. Así pues, no es de extrañar que se hayan inflado los padrones sin ton ni son, priorizando a los leales y no a los que realmente lo necesitan, de esta forma, podrían destinarse más recursos y no cambiaría nada.
Ahí es donde el discurso y la propaganda son rebasados por la realidad.
Es fundamental entender y hacer entender que como escribió Thomas Sowell, “los daños a una sociedad pueden ser mortales sin ser inmediatos”, por lo que debemos aprender que no existen soluciones simples a problemas complejos, ya un populista nos engañó pues la realidad es que el México de hoy es un México más violento, más desigual y más roto que el de 2018.
Hago votos para que para los próximos procesos electorales no caigamos una vez más en dicha farsa, bien decía Manuel Gómez Morín: “Que no haya ilusos, para que no haya desilusionados”.
*Politólogo (UAEMéx), Maestro en Gobierno y Políticas Públicas (UP), con estudios de Doctorado en Administración Pública (Anáhuac). Director General de Ventum Consultores.
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