Hay sectores del Ejército a quienes molesta la propuesta de la nueva estructura orgánica en la que la Guardia Nacional (GN) pasa a ser un cuerpo más junto con la Fuerza Aérea y el Ejército propiamente tal.
El malestar tiene dos vertientes. De un lado, es la mayor, es que ciertos militares consideran, que en el futuro la GN tendrá un gran crecimiento y el cuerpo del Ejército propiamente tal se va a reducir y cada vez tendrá menos peso.
Incluso temen, es su gran preocupación, que en un determinado momento desde el Ejecutivo, si no ahora en próximos sexenios, se decida acabar con el Ejército y solo quede la GN.
La otra vertiente, no menos importante, es que estos militares piensan que aunque la GN esté en el Ejército es y seguirá siendo un cuerpo de policías y no de militares. Las habilidades y la formación que se necesitan, para desempeñarse como policías o como soldados son muy distintas.
Los niveles del secreto que existen en el Ejército y el miedo de los oficiales a manifestarse abiertamente, ante la posibilidad de ser sancionados y perder todos sus derechos, que incluyen salarios y prestaciones, hace muy difícil saber cuántos son los militares inconformes. ¿Es una minoría o una mayoría?
La nueva estructura del Ejército exige cambios en la Constitución. Hay diputados, incluso de oposición, que consideran que la GN siempre ha sido militar, sus integrantes son militares y sus mandos también. Si es así, dicen hay que superar la actual simulación y hacer que las cosas sean lo que son.
Otros en cambio piensan, que el Congreso no puede aceptar que pase la reforma constitucional con la nueva estructura del Ejército porque es ponerse del lado de la creciente militarización que impulsa el presidente. Sería un paso más.
Los congresistas de la oposición deben de encontrar la manera, no es fácil, para escuchar los razonamientos de los militares que están en contra de la nueva estructura del Ejército y a favor de la construcción de una verdadera guardia civil ajena a la Fuerza Armada.
La oposición debe negarse a la militarización en cualquiera de sus formas. Es también evidente, que la solución al problema del crimen organizado no pasa por el Ejército sino por una estrategia multidimensional a la cabeza de la cuál debe estar el gobernador de cada estado.
Votar a favor de que la GN se integre como un cuerpo más del Ejército, con el argumento de que es necesario evitar la simulación, es hacerlo a favor de la militarización y de que el problema se prolongue y no tenga solución.
Twitter: @RubenAguilar