Por: Edgar Mereles Ortiz
“’cada quién cuenta cómo
le va en el baile.”
Ana Guevara.
Pasaron desapercibidas, solo los trasnochados e insomnes pudieron atestiguar una histórica jornada olímpica, la pandemia se impuso y muchas cosas cambiaron desde la inauguración hasta la clausura; otras mantuvieron su perfil sin sobresaltos ni sorpresas. A nadie sorprende el nivel de competitividad de los chinos, los norteamericanos, los rusos sin bandera ni himno, pero haciendo gala de su histórica disciplina, al igual que varias naciones de la antigua Unión Soviética que bajo ese régimen adoptaron niveles muy elevados de participación y resultados; en la lista de lo común de las Olimpiadas está el pésimo desempeño de los ¿atletas? Mexicanos, hicieron una demostración de la mediocridad, corrupción y la simulacion que se vive en todos los órganos deportivos y en todos los niveles de las autoridades.
Escasos son los ejemplos de coraje, empeño, esfuerzo y compromiso que algunos competidores expusieron en futbol, tiro con arco, clavados, halterofilia, gimnasia. El resto, una delegación sin ánimo, identidad nacional, espíritu de lucha. En fin, eso son, así están y no merecen llevar el uniforme nacional. ¿la humillación? El equipo de softbol, gringas nacionalizadas como mexicanas porque no dieron los niveles de competencia en su país, un equipo que no nos representaba e hizo gala de su divorcio con nuestra nación, quienes, al ser eliminadas, optaron por tirar a los botes de basura de la Villa Olímpica, sus uniformes.
Y a todo esto, ¿dónde está Ana Guevara? ¿Ha sido llamada para explicar el fracaso de nuestra delegación en la justa deportiva de mayor realce en el mundo? Según el diario el “Heraldo de México” se destinó cinco mil trescientos cincuenta y un millón de pesos para este año. Es una cantidad de dinero difícil de esconder bajo el colchón y que inexplicablemente sólo se haya gastado en recreación, salud deportiva y no hayan invertido, un peso, para los entrenamientos y actividades de alto rendimiento.
La CONADE es un fracaso institucional desde hace algunos años, pero en esta ocasión ha puesto en evidencia los méritos de sus directivos para seguir al frente de esta organización deportiva, cultural y recreativa. Debemos de proponer un nuevo diseño institucional que sirva para redefinir las metas y los objetivos deportivos, así como la planeación estratégica que los logre.
Cinco mexicanos: Gabriela Bayardo, Paola Pliego, Damián Villa, Jonathan Ruvalcaba y Kevin Sánchez renunciaron a la nacionalidad y adoptaron otras, esgrimiendo casos de corrupción y desaseo por parte de la CONADE para la selección olímpica en diversas competencias y ramas deportivas.
Es una pena que la juventud de nuestra nación tenga que pasar por obstáculos, dificultades y actitudes de Ana Guevara para poder competir. Son tristes las historias de los competidores que, con sus propios recursos, sin entrenadores, sin becas mínimas de alimentación hayan asistido y logrado mejores resultados que los consentidos de la corredora.
Lo peor es que el conformismo y la resignación han abatido a los Partidos de Oposición, quienes, hasta el momento de escribir estas líneas, no han querido molestar ni con el pétalo de una comparecencia a los titulares del deporte nacional y olímpico mexicano.
En fin, Ana prometió diez medallas, regreso con cuatro y muchos cuartos lugares.
Así nos fue en el baile. ¡A celebrar cuatroteologistas!
Desde algún lugar del Valle del Mezquital, 15 de agosto del 2021.