En los Juegos Olímpicos de la antigüedad del siglo VIII a. C. organizados en la antigua Grecia con sede en la ciudad de Olimpia. Se celebraban eventos de carreras, pentatlón —consistente en eventos de salto de longitud, lanzamiento de disco (discóbolo), jabalina, carrera pedestre y lucha (boxeo, lucha libre, pancracio) y eventos ecuestres. En el siglo XIX, surgió la idea de realizar unos eventos similares a los organizados en la antigüedad, gracias al barón de Coubertin quien fundó el Comité Olímpico Internacional (COI) en 1894.
El lema olímpico es Citius altius fortius, locución latina que significa ‘más rápido, más alto, más fuerte. Los ideales de Coubertin se expresan en la siguiente frase: Lo más importante en los Juegos Olímpicos no es ganar sino participar, al igual que la cosa más importante en la vida no es el triunfo sino la lucha. Lo esencial no es haber vencido sino haber luchado bien.
Por esta razón, esta nota será dirigida a la salud mental de Simone Biles, gimnasta artística estadounidense quien en estos juegos olímpicos de Tokio 2021 se ha retirado de la competencia al exponer que priorizaba su salud mental. “Creo que la salud mental prevalece más en los deportes en este momento … tenemos que proteger nuestras mentes y nuestros cuerpos y no solo salir y hacer lo que el mundo quiere que hagamos. Ya no confío tanto en mí misma … tal vez esté envejeciendo”.
Ahora bien, retomando la salud mental, ¿Cuál es la importancia del deporte en la educación y como la salud mental es parte del deporte? Platón expresa en su libro La Republica: «El cuerpo humano, que encierra nuestra alma, es un templo en el que se aloja un destello de la divinidad. Hay que embellecer este templo por medio de la gimnasia, para que Dios se encuentre bien en él.” Para Platón los deportes, y la educación física, eran una parte esencial de la educación integral, como la concibe hoy el hombre moderno. El filósofo griego definió la educación perfecta así: “La educación es el arte de conducir al niño por los caminos de la razón. Su deber consiste en fortalecer el cuerpo tanto como sea posible y en elevar el alma a su más alto grado de perfeccionamiento.”
Elaboró una teoría de la educación donde la Actividad Física tenía un lugar, defiende que la formación inicial del individuo debía estar consagrada al desarrollo intelectual y al cultivo del areté (espíritu que se tiene por sobresalir entre los demás), siempre en consonancia con la misión que por su condición o rango humano lo viniera determinada. Esto se traducía en que los muchachos atenienses acudían al maestro de gimnasia con el fin de que su cuerpo sirviera mejor a su espíritu virtuoso e impedir que la flaqueza física le llevara a la cobardía.
Es por eso que el caso de Simone Biles resalta lo que significan los juegos olímpicos en la actualidad. El atleta olímpico es el reflejo del summum, de la realización máxima del hombre, la unión del cuerpo y alma. Estos atletas de alto rendimiento deberían ya estar fortalecidos en espíritu para soportar la presión que conlleva una competencia de esta índole. Si bien, existe la historia de vida de cada uno, el compromiso de los comités olímpicos de cada país es de dirigir y encaminar a los atletas a este summum brindándoles los mejores recursos. Simone Biles optó por cuidar su salud mental, cualquiera que sea la presión en la que se encuentre, tiene razón en primero fortalecer su mente, ya que actualmente lo único que importa es ganar, el espíritu de vencer es más fuerte que el de luchar bien.
Araceli Fuerte Carbajal