Parece que todos y cada uno de los aspectos de los Juegos Olímpicos de Tokio de este verano están malditos. Esta semana le ha tocado a la emblemática antorcha olímpica, que comenzó su recorrido por tierras niponas el pasado 25 de marzo en Fukushima (norte del país) y que llegará a la capital el próximo 23 de julio, no sin pasar apuros.
El objeto se encontraba ayer en la localidad de Mito, al este de la isla, cuando una aficionada que presenciaba la ceremonia y mientras se grababa con el móvil decidió intentar apagar la llama con una pistola de agua. Rápidamente varios agentes la cercaron mientras el atleta que portaba la antorcha aceleró el paso para evitar que el fuego se extinguiese.
La culpable fue identificada más tarde como Kayoko Takahashi, una mujer de 53 años que, como explicó más tarde, está en contra de la celebración de los Juegos en su país. «Me opongo a la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio. Se deben cancelar», declaró la ciudadana japonesa. La antorcha continuará con su recorrido y los espacios por los que pase estarán cerrados al público, una decisión tomada antes del incidente en cuestión, pues el coronavirus no amaina en el país a tan solo unas semanas del inicio de los Juegos.