Durante el último año la cantidad de personas que padecen trastornos de ansiedad aumentó de forma muy considerable, en parte como una consecuencia paralela provocada por la pandemia de COVID-19. Una forma de disminuirlos es a través de la meditación.
- Nuestra atención se aleja del factor estresante.
- El nervio vago (un componente central del sistema nervioso parasimpático) recibe una señal de que no es necesariamente la respuesta de ‘lucha-huida-congelación’.
- Disminuye la presión arterial, la frecuencia cardíaca y el estado de alerta.
- Se reanuda la calma, la relajación, el descanso y la digestión.
El segundo beneficio de la meditación es que puede ayudarnos a nutrir experiencias y creencias positivas. “Una meditación cuidadosamente elaborada (autodidacta o guiada) puede, por ejemplo, ayudarnos a invitar nuevas formas de pensar, sentir y actuar en nuestra conciencia.”
La clave para que esta práctica produzca el efecto deseado y nos permita reducir los niveles de estrés y ansiedad es la constancia. Siempre será mejor dedicar 10 minutos diarios a realizarla que hacerlo durante una hora de vez en cuando.