El viacrucis que están viviendo los padres de niños con cáncer en este país es un drama inaceptable y doloroso. El desabasto en medicamentos oncológicos, independientemente de la razón de este, debe ser atendido de manera urgente y creo que como ciudadanos… mejor dicho como seres humanos, tenemos la responsabilidad de ser empáticos con miles de niños y adolescentes cuyas vidas penden de un hilo.
Este grave problema de falta de medicamentos ha significado un duro golpe a la economía de muchas familias que no necesariamente viven en la abundancia y ha provocado, lo que es peor, que la salud de los pacientes con cáncer empeoré; suspendiendo sus tratamientos o modificando los esquemas bajo los cuales se medican sin hacer ningún tipo de estudio previo.
La situación es una verdadera tragedia para todos aquellos padres y madres que de manera desesperada buscan ayuda y exigen al gobierno en turno que tome cartas en el asunto frente a un problema que ya se prolongó por más de dos años. Al respecto, la actual administración insiste en que se está trabajando en el abastecimiento de medicinas oncológicas, sin embargo allá fuera la realidad dice otra cosa distinta.
Los testimonios de madres y padres de familia que de manera desesperada buscan obtener los medicamentos que sus hijos necesitan son desgarradores. Se trata de tratamientos costosos y de múltiples dosis, lo cual eleva la factura de aquel padre de familia que decida obtener los medicamentos por su cuenta, con el agravante de que la alta demanda hace que los precios se eleven.
Esta terrible situación impulsó a los padres de niños con cáncer a fundar un movimiento organizado, una especie de plataforma en la que sus exigencias fueran escuchadas y difundidas. Movimiento por la Salud es el nombre con el que estos valientes padres bautizaron a este noble proyecto y además de difundir sus demandas y la situación actual por la que atraviesan ellos y sus hijos, existe una forma de ayudar a estas familias a darles a sus hijos el tratamiento médico que merecen.
Lo más increíble de esta iniciativa, y creo que es un gesto que debe movernos a la reflexión, es que estos padres no piden dinero sin más, ofrecen sus habilidades y la venta de productos y servicios para solventar los gastos de un tratamiento que es responsabilidad del Estado ofrecer. En el portal Movimiento Por la Salud aparecen los detalles de cómo ayudar.
No sabemos cuánto tiempo se prolongará este terrible escenario, lo que sí es seguro es que muchos niños seguirán muriendo y otros tantos sufrirán graves consecuencias ni continúan de manera adecuada su tratamiento, por ello, hago una invitación a que nos pongamos en los zapatos de todas esas familias que hoy sufren y aportemos, según la posibilidad de cada quien, para paliar un poco su dolor.
Hay muchas sueños y vidas que no deberían pararse en seco. Ayúdemos.